Pedro Sánchez no ha querido esperar más y se ha decidido por el 28 de abril para celebrar elecciones generales, adelantándose así a la gran cita municipal, autonómica y europea del 26 de mayo y abriendo un largo periodo electoral que concluirá como pronto a las puertas del verano.

El presidente del Gobierno ha confirmado esta mañana la fecha en una declaración institucional en la Moncloa que ha convertido en una vehemente y preelectoral defensa de su gestión, tras admitir, no obstante, que sin unos presupuestos propios no puede seguir gobernando.

El día elegido aboca a los españoles a una experiencia inédita, la de estar llamados a votar para todas las grandes citas electorales en menos de un mes.

Todos los líderes y portavoces políticos se han apresurado a subrayar que están preparados para la convocatoria, pero en el Gobierno y el PSOE esperan que la decisión de adelantar a abril pille con el pie cambiado a las demás formaciones, que estaban centradas en los comicios de mayo.

Sobre todo al PP, que en los últimos días no ha escondido su deseo de que Sánchez apostase por el superdomingo y no creía que el presidente fuese capaz de acortar su estancia en la Moncloa para convocar comicios.

Tras una semana en la que Sánchez y sus colaboradores más cercanos han manejado varias fechas -también el 14 de abril o el 26 de mayo para celebrar un superdomingo-, el presidente ha despejado la incógnita vendiendo el día 28 de abril como una "buena fecha" que permitirá "hablar de España y no mezclar debates".

Sánchez, además, ha dejado claro cuál va a ser su estrategia para esta campaña, la de presentarse como la opción "moderada" frente la "crispación" de las derechas plasmada en la ya famosa "foto de Colón", la que unió a los líderes del PP, Ciudadanos y Vox en una manifestación contra él y su diálogo con el independentismo.

Y aunque esas conversaciones han fracasado, ha defendido el diálogo como la vía para resolver los problemas. "Siempre, siempre, siempre", ha repetido.

No ha querido especular sobre con quién está dispuesto a pactar tras los comicios si quiere volver a la Moncloa, pero sí ha reprochado -en un mensaje implícito a Ciudadanos- que haya quien le ponga un cordón sanitario a él y no a la ultraderecha.

Mañana, precisamente, Pedro Sánchez asiste a su primer acto de partido tras anunciar la fecha electoral y lo hace en Andalucía, la comunidad en la que las derechas, incluida la ultraderecha de Vox, ya han puesto en práctica un pacto que esperan reeditar a nivel nacional.

Y lo hará junto a la expresidenta andaluza Susana Díaz, quien esta mañana ya ha pedido a todos los votantes que tomen nota de Andalucía para evitar que la experiencia se repita en España.

Sánchez no será el único que salga ya este fin de semana a recabar apoyos por la geografía española.

También lo hará el líder del PP, Pablo Casado, quien hoy se ha atribuido el adelanto electoral al asegurar que ha sido su partido el que ha conseguido "tumbar" el Gobierno.

Casado, quien esta semana ha reclamado a Ciudadanos y Vox un frente común para echar a Sánchez de la Moncloa, ha prometido una campaña en positivo en la que no se meterá con sus potenciales socios, mientras ha advertido de que Sánchez volverá a pactar con los independentistas si eso le permite mantenerse en el Gobierno.

Y a la amenaza independentista y a la forma en la que Sánchez se ha "plegado" a estos partidos ha recurrido también el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, para abrir la precampaña.

No ha querido Rivera adelantar si está dispuesto a hablar con Vox, pero sí ha insistido en que quiere articular una mayoría que mande al PSOE a la oposición.

Y frente a la derecha, la número dos de Podemos, Irene Montero, ha presentado a su partido como la única garantía de frenar a esos partidos y de garantizar, ha dicho, que el diálogo con Cataluña sea una realidad.