Caso Erial

El testaferro uruguayo de Zaplana declara que "se le envió bastante dinero: 2,3 millones en cash"

El fiduciario del exministro y expresidente de la Generalitat confirmaba que gestionaba su dinero en el extranjero y la entrega de 6,7 millones a la justicia valenciana

"Zaplana era interesante como posible captador de clientes para mi" declara Fernando Belhot

Fernando Belhot y Eduardo Zaplana fotografiados por la UCO de la Guardia Civil en una imagen del sumario.

Fernando Belhot y Eduardo Zaplana fotografiados por la UCO de la Guardia Civil en una imagen del sumario.

Laura Ballester

El abogado uruguayo Fernando Belhot y presunto testaferro de Eduardo Zaplana de su dinero en el extranjero ha confirmado la gestión de su patrimonio en paraísos fiscales, sin firmar ningún tipo de contrato, solo de palabra: "La relación estaba basada en la confianza". Además de administrar el dinero para que rentara, también le envió 2,3 millones de euros en efectivo a través de la fórmula del cambio. Belhot ha declarado como testigo desde Uruguay por videoconferencia, a pesar de que las defensas querían que se desplazara a España.

Belhot ha declarado que conoció en febrero o marzo de 2009 a Eduardo Zaplana: "Era una persona de prestigio público por su carrera política y como empresario de una consultora de asesoría a empresas". Tras entablar relación -matiza-, "Zaplana me manifiesta que un amigo suyo de la infancia, Pachano, era un desarrollador inmobiliario que había realizado inversiones fuera de España y que su asesor financiero le había montado una estructura empresarial tanto en España como en el exterior. Y me piden asesorar en la estructura financiera. Yo no era especialista en derecho español, pero sí les di mi opinión sobre la estructura en Luxemburgo, una sociedad llamada Imison, y les dije que no era una estructura óptima para lo que ellos buscaban", ha explicado el abogado uruguayo al Fiscal Anticorrupción.

"Yo les recomendé una estructura en Uruguay porque cumplía los requisitos que ellos buscaban: la confidencialidad, doble imposición y el secreto bancario más grande del mundo, porque solo se gravan las inversiones que tienen asiento, las inversiones en terreno uruguayo". Una opción sobre la que "Barceló se quejó porque perdía control de sus activos si se transfería a las sociedades uruguayas. En esos momentos en Uruguay se podía crear sociedades anónimas, el secreto fiscal muy fuerte y permitía manejar activos de forma totalmente confidencial. Uruguay no era paraíso fiscal y eso ayudaba. El titular no aparecía en ningún momento", ha confirmado en respuesta a las preguntas formuladas por el fiscal Anticorrupción.

En esta relación no había contrato suscrito ni más acuerdos por escrito. "En este tipo de operaciones la confianza es fundamental. Si no hay confianza en el administrador fiduciario no puede haber este tipo de operaciones", ha confirmado Fernando Belhot.

Con el tiempo, se destapó de quién era realmente el dinero. "En principio se me dijo que el dinero era de Barceló. Pero quien tenía poder de decisión era el señor Zaplana, el verdadero decisor de las operaciones que se podían realizar. Y con el tiempo, él me manifiesta que era el dueño de la gran mayoría de sus activos y que no quería hacerlo público por su exposición pública, como miembro de un partido importante en España y por su carácter de empresario".

Confianza en Zaplana

Belhot confiaba en Zaplana. "Era un hombre muy respetado. Me abrió las puertas para conocer empresas de altísimo nivel y empresarios de altísimo nivel y de políticos españoles de primer nivel a través del think thank Club Siglo XXI, con empresarios que cotizaban en el IBEX. Zaplana era interesante como posible captador de clientes para mí".

Sobre la forma de gestionar este patrimonio económico, Belhot ha explicado que "Zaplana era extremadamente cuidadoso. Nunca me envió un solo correo. La comunicación era por celular, nunca por escrito. Yo tenía el móvil de Mitsouko Henríquez y el de Zaplana. De Zaplana no tenía correo. Tenía los móviles y correos de Grau y Barceló".

Finalmente, Zaplana sigue los consejos de Belhot y decidir disolver Imison (la empresa creada por los Cotino y transmitida a Joaquín Barceló) para lo que se contacta con Beatriz García Paesa. Se trataba de adjudicar activos y pasivos de la sociedad que se disuelve. Las beneficiarias eran las sociedades uruguayas. No tenía pasivos porque había pagado todos los impuestos. Joaquín Barceló era el beneficiario. Imision tenía activos líquidos y activos a través de Medlevante, que participaba en Gesdesarrollos, participada por Costera del Glorio y otra sociedad de Francisco Grau. Habían adquirido terrenos en La Vila-Joiosa para hacer negocio".

Los activos de Imison se transfieren a Natlan, una sociedad holandesa intermediaria "una fiduciaria financiera, que recibía los activos y los enviaba donde se dijera, cobrando una comisión. Disfey era la destinataria última, con cuenta bancaria en Suiza. Desde Imison a Natland se transfieren 7.950.000 euros", según ha confirmado Fernando Belhot.

"¿Cómo daba cuenta de las operaciones?", ha preguntado el fiscal. "Yo viajaba a España tres o cuatro veces al año y le llevaba los extractos de Disfey. El señor Zaplana, que es un hombre inteligente, destruía los extractos. Algunas veces me pedía extractos para enseñárselos al asesor fiscal, pero los destruía porque era muy cuidadoso y no quería que se le relacionara con esos activos".

Belhot ha aclarado que su despacho "cobraba a los clientes un 0,75% anual del patrimonio administrado. Y luego un bonus por las ganancias obtenidas al término de ese ejercicio. El honorario pactado nunca se retiró porque engrosaba el capital administrado".

"Zaplana me pedía que una parte de los activos se mantuviera en liquidez. Yo le advertía que además de no rentable podía ser peligroso. Pero él me solicitaba que parte importante fuera activo, líquido porque necesitaba dinero para sus gastos personales y porque el pobre tuvo un problema de salud importante y estaba pensando hacerse un trasplante en la clínica Andersen de Nueva York, aunque finalmente se le opera en València", ha explicado el testaferro uruguayo.

"Él me pedía cada tanto y en los dos últimos años, 2016-2017, me pedía que le enviara dinero para hacer frente a sus gastos personales. Era difícil hacerlo pero se le envió bastante dinero. Fueron 2.300.000 euros. Era un procedimiento a través de cambistas en Uruguay, Argentina, Brasil, con contactos en distintas partes del mundo. Se le pedía si tenía contacto en España que tuviera dinero cash, dinero vivo. Y se entregaba el dinero vivo a ese cambista. Se le enviaba el dinero en el exterior a cambio de una comisión. Era un procedimiento no muy ágil porque podía tardar un mes", ha añadido Fernando Belhot.

"El dinero se entregaba a través de Mitsouko -ha continuado-. Nunca recibió el dinero Zaplana. Pero sabía que lo recibía porque Zaplana me llamaba y me decía: 'Los documentos llegaron todo correcto'. Y nada más".

La totalidad del dinero que manejaba Belhot a través de la empresa de Disfey se entregó a la justicia española: 6.700.000 euros, que favoreció la puesta en libertad de Zaplana el 7 de febrero de 2019.

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