LOS ATRIBULADOS contribuyentes debemos pagar los errores del pasado del Estado, y como este no ha sabido o no ha podido hacer bien sus cuentas, ahora presiona sobre quien realmente lo mantiene. El mundo al revés. Parece que no existen responsables de esta situación, y algunos dicen que estos han desaparecido llevándose sus buenos dineros.

Después de que papá Estado haya abandonado a sus hijos más desfavorecidos, no parece que vaya a hacer lo mismo con los ayuntamientos. Estos cuentan con una asociación que los agrupa y que los defiende de una posible desaparición. Además, ante la crisis, los consistorios han optado por mancomunar servicios.

En el caso del Norte de Tenerife, podríamos reunir estos servicios en las comarcas naturales: Daute (Buenavista, Garachico, El Tanque, Los Silos), con una población de 18.590 personas; Icod (Icod de los Vinos, La Guancha, San Juan de la Rambla), con 28.679 personas; Valle de La Orotava (Los Realejos, La Orotava, Puerto de la Cruz), con 112.538 personas, y Tacoronte Acentejo (Santa Úrsula, La Victoria de Acentejo, La Matanza de Acentejo, El Sauzal, Tacoronte), con 64.795 personas.

Con 224.602 personas, el Norte de Tenerife significa el 24,72% de la población de la isla; sin embargo, representa el 29,10% (34.472 personas) del paro de la isla y el 37,60% (3.726 personas) del incremento del paro en un año en la isla (contado en el mes de marzo de 2012). Todo ello supone una presión mayor para las arcas de los municipios del Norte de Tenerife, ya que han visto incrementado su porcentaje de paro en el 12%, de un año para otro.

Es bien sabido que cuando las familias dejan de percibir prestaciones del Estado acuden a los ayuntamientos. Por eso, es de vital importancia que los propios ayuntamientos aumenten sus prestaciones económicas sociales más allá del 10%, debido a que muchas familias que ya se habían quedado en paro dejarán de recibir las prestaciones del Estado al terminárseles el plazo establecido.

Los ayuntamientos, en general, realizan sus presupuestos económicos sociales haciendo una previsión sobre las necesidades económicas de sus ciudadanos más desfavorecidos. Y cuando esto no se hace es porque no se ha dado preferencia a los ciudadanos, sino a otros capítulos, como pudieran ser la contratación de publicidad institucional, el gasto corriente de los propios concejales y alcalde o la contratación de servicios de los que ya dispone el consistorio.

De cualquier modo, priorizar la ayuda económica social a los ciudadanos más necesitados debería convertirse en la obsesión de los mandatarios del Norte de Tenerife. Ello ayudaría y confortaría a los demás ciudadanos, que ven y observan lo que hacen sus mandatarios, porque muchos piensan, y nosotros también, que podríamos ser los próximos necesitados.

Wolfgang Köhler