Los simpatizantes del gobierno en minoría de Santa Úrsula (PP-PSC) abarrotaron ayer el salón de plenos y, con pancartas y constantes intervenciones en forma de aplausos y abucheos, lograron silenciar a la mayoritaria y a ratos descolocada oposición, formada por los ocho ediles de AISU y cinco de los seis concejales rebeldes del PP. La mayoría que no gobierna sí logró imponer su criterio para ratificar la enmienda contra el plan de ajuste que causó la crisis interna del PP; rechazar el recurso del PSC contra la misma enmienda; aprobar una moción para asegurar el descuento del 50% en los viajes de los residentes canarios, y ampliar la renuncia de la paga extra de Navidad del gobierno y su personal de confianza de 2012 a todo el mandato.

Unas 200 personas, la inmensa mayoría simpatizantes de la alcaldesa, Milagros Pérez (PP), y del primer teniente de alcalde, Víctor H. Barroso, llenaron el salón de plenos desde media hora antes del inicio de la sesión. Cuando arrancó el pleno, alrededor de una docena de personas sacaron pancartas contra los ediles rebeldes, en las que podían leerse mensajes como "no han traicionado al PP, han traicionado al pueblo"; "si de verdad quieren el bien del pueblo, dimitan"; "¿cómo se puede morder la mano que te da de comer?", o "lo más triste de la traición es que nunca viene de un enemigo".

La alcaldesa dio ayer cuenta al pleno de sus primeros movimientos para modificar el gobierno: aceptó finalmente la renuncia a sus competencias del único edil rebelde ausente de la sesión, Esteban Morales; nombró a Cathaysa Rodríguez y Tamara Medina integrantes de la Junta de Gobierno, y encomendó a Damián González el área de Policía Local. La intención de Rodríguez y González sigue siendo, según aseguraron ayer, dimitir próximamente de todos sus cargos de gobierno.

Milagros Pérez también defendió, con el apoyo del interventor, que el déficit de 1,6 millones que se achaca a su gestión es fruto de un cambio en el sistema de cálculo de las cuentas públicas. "Si no se utilizaran ahora los ingresos reales, sino las previsiones de ingresos como ocurría antes, probablemente cerraríamos el ejercicio en superávit", aseguró la alcaldesa.

El edil socialista aprovechó el punto del orden del día sobre su recurso a la enmienda de la polémica para realizar una larga y descontextualizada defensa de su gestión, en un tono más propio de un mitin que de una sesión plenaria. Durante su discurso, la oposición guardó silencio y el público no paró de aplaudir y jalear. Barroso valoró sus iniciativas en Servicios Sociales, Cultura, Formación, Urbanismo o Parques y Jardines, y afirmó que no ha derrochado y que no ha tocado "ni un euro" de fuera de su presupuesto. Si los aplausos de ayer fueran votos, Víctor Hernández Barroso gobernaría con mayoría absoluta.

En el pleno también se aprobó el prorrateo del pago del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) hasta en diez cuotas, o el homenaje a tres expolicías locales.

Al finalizar la sesión, un vecino dejó ante los ediles rebeldes una pancarta en la que podía leerse "entreguen sus actas". Juan Acosta (AISU) reconoció que su grupo había guardado silencio durante casi toda la sesión "para evitar más incidentes, ya que el ambiente estaba caldeado y, lamentablemente, los plenos se han convertido hace tiempo en Santa Úrsula en un carnaval".

Los ediles rebeldes del PP salieron escoltados del ayuntamiento por tres agentes de la Policía Local y fueron increpados por alrededor de medio centenar de personas que, como ya ocurriera durante el pleno, les gritaron "¡fuera, fuera!", y calificativos como "traidores" o "judas".