Urbano Hernández, el hombre que se adjudicó en una subasta la vivienda de Antonio Méndez y Berta Ferreiro tras iniciar un pleito contra ellos hace más de ocho años, ha roto su silencio. En declaraciones a EL DÍA, defiende su actuación en la batalla judicial que ha mantenido con sus vecinos del 102 de la calle Ismael Domínguez, en Tacoronte, y sentencia: "Mi conciencia está muy tranquila".