El Hogar Jesús de Nazaret de La Matanza de Acentejo, dependiente del Cabildo a través del Instituto de Atención Social y Sociosanitaria (IASS) celebró recientemente su quince aniversario. Los usuarios de este centro son personas con discapacidad psíquica profunda o severa con posibilidades de rehabilitación y recuperación para el logro de la autonomía en las habilidades de la vida diaria. El acto tuvo lugar en el pabellón de deportes del municipio, y a lo largo de toda la jornada pasaron por allí diferentes personalidades así como los usuarios de centros de discapacidad de toda la Isla.
Al acontecimiento asistieron, entre otros, el vicepresidente primero y consejero de Bienestar, Sanidad y Dependencia, Aurelio Abreu, el consejero del IASS, Miguel Ángel Pérez, el alcalde de La Matanza, Ignacio González, y el superior de la Fraternidad de la Divina Providencia, el Hermano Julián, que gestiona el Centro, además de otros representantes municipales y del IASS, así como profesionales del sector y familiares de los usuarios.
Los centros participantes de este día de convivencia fueron entre otros, los de Manolo Torras, San Miguel, San José, Marta y María, Santos Ángeles, Probosco, María Candelaria, Aspronte, Apanate, Valle Colino, Verode; San Juan de la Rambla y La Victoria.
Aurelio Abreu tuvo palabras de agradecimiento para la Fraternidad, y calificó de "ilusionante" este proyecto por el que desde el año 1999 un grupo de unas 25 personas reciben estímulos, formación y capacitación que les ayuda a integrarse un poco más en la sociedad.
Cabe destacar que esta congregación también se encarga de otros dos centros, la Casa María de Nazaret y el Cortijo de San José, que acoge a usuarios de similares características. El Cabildo puso en marcha el Hogar Residencia Jesús de Nazaret hace 15 años en unos terrenos cedidos por el Ayuntamiento de la localidad norteña. En el mismo se proporciona una atención especializada y básica dirigida de manera fundamental a la habilitación de los acogidos en tareas comunes que favorezcan su autonomía personal. Las edades de los usuarios van desde los 19 a los 60 años.
A través de uno de los talleres se les introduce en la adopción de un conjunto de hábitos básicos, como el vestido, la higiene bucal, las tareas propias de la casa o la ingesta de comida de una forma ordenada con el fin de que en el futuro puedan desenvolverse mejor.
El personal también les imparte otros talleres de formación con los que tienen la oportunidad de introducirse en tareas como la pintura, las manualidades de diverso tipo o la jardinería. Estas enseñanzas, que tienen carácter rotatorio, cuentan en cada caso con programaciones adaptadas a los distintos usuarios; en esa línea, se procura elaborar su aplicación en función de las potencialidades y las características personales de cada uno de los receptores.
Los acogidos en este hogar completan su formación con la estimulación motriz mediante la realización de actividades de coordinación y la realización de ejercicios. Igualmente, también se proporciona tratamientos preventivos y rehabilitadores permanentes, en los que figuran la potenciación de sistemas alternativos de comunicación y ayuda para acceder al entorno sociocomunitario.