El CEIP Aguamansa, en La Orotava, es una escuela pública que está dentro del sistema, pero defiende una educación distinta. Fue noticia negativa en 2014 por un enfrentamiento entre docentes y entre familias que sumió al colegio en una profunda crisis. La mayoría del claustro se marchó y con ellos muchos alumnos. La profesora que estuvo en el ojo del huracán y otra docente de la época siguen en el colegio, pero la llegada de otras maestras y una nueva directora, Cristina Albelo, inició una transformación que se ha concretado este curso. Ahora el CEIP Aguamansa aplica, con el visto bueno de la Consejería de Educación, un método educativo único en el archipiélago, basado en la Teoría de las Inteligencias Múltiples de Howard Gardner, el aprendizaje competencial a través del trabajo por proyectos, la vivenciación y la manipulación, el trabajo cooperativo, la afectividad y la creatividad.

Esta forma alternativa de enseñar los contenidos de Infantil y Primaria persigue, además, otros fines: que los alumnos salgan del centro con una autoestima alta, que les dé seguridad para enfrentarse a los retos que encuentren; que aprendan a aprender, que adquieran destrezas para encontrar, manejar y asimilar información de forma autónoma, y que sean felices, que la escuela no sea motivo de angustia o sufrimiento.

El método que se aplica en Aguamansa está incluido en el proyecto educativo del centro, por lo que los docentes que se incorporan deben asumir reglas poco convencionales. Para empezar, los alumnos no hacen exámenes ni tienen tareas para casa -salvo las voluntarias-. Tampoco se imparten clases magistrales y no hay libros de texto que guíen paso a paso cada asignatura. Los libros son una herramienta más, como internet o el huerto ecológico.

En este colegio tampoco usan sirena o timbre. Los alumnos entran a clase con la música que han elegido (desde Frozen a La Gozadera) en las asambleas que se organizan para tomar decisiones y resolver problemas.

Los maestros no pueden gritar y para pedir silencio solo tienen que levantar la mano. Las familias de los alumnos son bienvenidas y suelen colaborar en numerosas actividades de un centro concebido como "una comunidad de aprendizaje en la que todos somos importantes. Los profesores tenemos un papel, pero los alumnos son los protagonistas, y las familias, el personal no docente y los agentes externos también son fundamentales", señala Albelo.

En el patio del recreo hay rocódromo, futbolines, pelotas, un karaoke, juegos de mesa, zona de pintura libre en una pared... Frente a colegios donde ningún material está permitido, en Aguamansa aseguran que "cuanto más material, menos conflictos".

Este método da trabajo extra a los docentes. Para este novedoso sistema, que los críticos sostienen que no ha probado su efectividad, no hay editoriales que aporten libros, cuadernillos de ejercicios ni exámenes. Cada uno debe elaborarse retos y materiales que, teniendo en cuenta las inteligencias múltiples, permitan que los alumnos aprendan como mejor saben.

Los contenidos no se imparten por asignaturas ni en un orden preestablecido. En cada curso se elaboran retos semanales, mensuales o trimestrales que cada alumno debe superar. No hay exámenes, pero la evaluación es continúa y el trabajo de cada estudiante se ve reflejado en su hoja de retos. Hay retos individuales, pero también de "células" -pequeños grupos de trabajo- y de "gran grupo", que implican a toda la clase.

El número de retos conseguidos fija las notas. Todo cuenta: desde los ejercicios matemáticos al aprendizaje de un papel teatral o la creación de un ritmo. Cada alumno elige los retos que quiere superar cada día, de manera que en un aula los alumnos pueden trabajar contenidos y asignaturas diferentes a la vez, mientras el maestro ejerce de guía y acompañante en un proceso de aprendizaje libre.

"No estamos todo el rato diciéndole a los niños lo que tienen que hacer. Educamos en libertad. Ponemos límites, pero damos un margen. Les dejamos elegir, pero los niños deben asumir las consecuencias de su elección", detalla la maestra Soledad Pomares.

Albelo afirma que esta forma de enseñar huye de "escuelas tradicionales concebidas como fábricas, en las que los niños entran todos diferentes y se les va inyectando conocimiento. Unos salen convertidos en recursos del sistema y los que no han podido asimilar ese conocimiento son tratados como desechos. Nosotros pensamos que no hay ningún niño que no sirva. Todos servimos. Solo tenemos que valorar el talento de cada uno y ayudarlo a que aprenda".

Albelo y Pomares recalcan que "lo que se experimenta es lo que se retiene; lo que se memoriza y no se utiliza, se olvida". Por ello huyen de un sistema tradicional que "ha demostrado que no funciona, las cifras de fracaso son tremendas y ha matado la curiosidad y las ganas de aprender de los niños. La escuela ahora da todo hecho, sin necesidad de que ellos descubran, aprendan y apliquen lo que tienen a su alrededor. Al final se aburren y dejan de preguntar por qué", lamenta Albelo.

"En este centro la mirada del maestro va a fijarse en el don que cada niño tiene y no en recalcar lo que hace mal o no le sale", sentencia Pomares. Toda una revolución educativa.

Aquí todos los niños son inteligentes

La directora del CEIP Aguamansa, Cristina Albelo, y la profesora Soledad Pomares destacan que una de las grandes diferencias del CEIP Aguamansa es que en sus aulas a todos los niños se les considera, a su manera, inteligentes. Esa es la base de la Teoría de las Inteligencias Múltiples. Por eso, cuando alguien pide en un aula de Aguamansa que levanten la mano los que sean inteligentes, todos la alzan. Pomares pide que se haga la prueba en un colegio convencional, "solo unos pocos se atreverán a levantar la mano porque el sistema valora unas pocas inteligencias y desecha el resto".

Gardner ha ido añadiendo inteligencias a su teoría y en la actualidad considera que todas las personas tienen nueve tipos de inteligencia, desarrolladas en mayor o menor medida: la inteligencia espacial, que permite interactuar y entender el entorno espacial o tridimensional, las imágenes y los dibujos; la inteligencia lingüística; la inteligencia lógico-matemática; la inteligencia cinética-corporal, la del movimiento y las habilidades del cuerpo; la inteligencia musical; la inteligencia interpersonal, que marca la capacidad para relacionarnos con los otros; la inteligencia intrapersonal, la que marca el diálogo interno; la inteligencia naturalista o medioambiental, la que marca la atención hacia el entorno natural, y la inteligencia existencial, que tiene que ver con la espiritualidad y la búsqueda de los trascendente.

la clave

La Teoría de las Inteligencias Múltiples de Howard Gardner inspira el método educativo del CEIP Aguamansa. Este psicólogo y profesor de la Universidad de Harvard, que recibió el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales en 2011, sostiene que las personas tienen 9 tipos de inteligencia, aunque el sistema educativo apenas valora dos o tres.