El edil de Urbanismo del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz, Juan Carlos Marrero (CC), anuncia a EL DÍA que asegurar el litoral de la zona oeste del barrio de Punta Brava costará más de 1,4 millones de euros. El consistorio de la ciudad turística ha elegido ya las alternativas para tapar las cuevas que el mar ha generado bajos calles y viviendas de este núcleo costero, divididas en cuatro zonas.

El Cabildo colaborará con el consistorio en la actuación necesaria para asegurar la zona de la ermita de la calle Víctor Machado. Con cargo al programa de actuaciones Tenerife y el Mar, la administración insular prevé invertir en este lugar un total de 220.000 euros, con una aportación municipal del 20%. El proyecto está redactado, pero aún necesita el visto bueno de costas y la concesión del dominio marítimo terrestres para poder actuar este año o ya en 2019.

Asegurar el resto de la calle Tegueste, tras el derrumbe de 2015, costará al ayuntamiento unos 380.000 euros, según informa Marrero. Ese proyecto ya está aprobado por Costas y la concesión de dominio está publicada. "La previsión es que salga este año y que los trabajos duren entre 3 y 4 meses", explica el responsable de Urbanismo.

Cuando las obras para tapar las cuevas existentes bajo la calle Tegueste concluyan, el Consorcio portuense invertirá 20.000 euros más en acondicionar e iluminar esta vía peatonal.

"Esta actuación acabará con las cuevas que existen en la actualidad bajo la calle Tegueste, pero no eliminará el riesgo de que el mar siga generando nuevas cuevas en el futuro", advierte el concejal nacionalista.

La zona más complicada es la que obligó al desalojo de cuatro familias, que aún no ha podido regresar a sus viviendas y que aún tardarán años en poder hacerlo.

Marrero detalló a EL DÍA que se plantearon varias opciones que fueron desechadas, "como utilizar la calle Víctor Machado para ubicar una grúa de grandes dimensiones capaz de elevar planchas de hormigón para tapiar la cueva situada bajo la calle Pelinor. Esto nos hubiera obligado a desalojar mientras duraran los trabajos a todas las casas ubicadas en la zona de paso de la carga de la grúa".

"También se planteó fondear en la zona un barco de los que quedan fijados al fondo, pero las características de la zona lo convierten en una opción inviable", explicó el concejal portuense.

La opción elegida es la más costosa y laboriosa, pero para los técnicos es la más adecuada: crear con piedra natural un espigón transitable con maquinaria pesada desde la zona de la plazoleta de la calle Tegueste hasta la cueva de la calle Pelinor.

"La idea es que la maquinaria pesada acceda a la costa desde la zona de la antigua perrera y pueda continuar hasta la misma cueva -señala-. Harán falta unos 500 camiones de piedras para poder contener el mar en la zona, donde sólo se podrá trabajar de julio a octubre".

Este proyecto, valorado en 770.000 euros, se redactará este año, con el objetivo de que pueda pasar todos los trámites administrativos y salir a licitación en la primera mitad de 2019. El Consistorio portuense espera iniciar la primera fase en 2019 y continuar con la segunda en 2020.

Para el próximo mandato quedará trabajar en un Plan Especial de Punta Brava que afronte el futuro de un barrio siempre amenazado por la erosión marina.

La obra más costosa

Asegurar la llamada zona dos de Punta Brava, donde cuatro familias continúan desalojadas de sus viviendas de la calle Pelinor, será la obra más complicada y costosa de las previstas por ahora en el frágil litoral de este barrio portuense. La alternativa elegida obliga a construir un espigón desde la plazoleta de la calle Tegueste hasta la cueva ubicada bajo las casas y el pequeño mirador (ver fotomontaje). Este espigón, que debe contar con un sobreespigón en la zona de la cueva para que la maquinaria pesada trabaje con seguridad, también debe permitir el tránsito de las palas que se encargarán de rellenar la zona con más de 500 camiones de piedras de gran tamaño, dada la imposibilidad de utilizar elementos de hormigón. Esta actuación cuenta con un presupuesto estimado de 770.000 euros y un plazo de ejecución que tendrá que dividirse en dos fases. Juan Carlos Marrero (CC) explica que, debido a las características del mar en la zona, "solo será posible trabajar de julio a octubre en dos años, inicialmente 2019 y 2020".