La Villa y Puerto de Garachico continuaba ayer con la dura tarea de reparar daños y retirar escombros y enseres que esparció el temporal marítimo de la noche del sábado y la madrugada del domingo. La zona cero, la más afectada por el peor mar de leva en más de tres décadas, se ubica entre el campo de fútbol y el bazar Báez, junto al popular bar Sioux. Con decenas de operarios y afectados trabajando sin parar en la zona de la avenida, el municipio se afanaba ayer en tratar de recuperar la normalidad y volver a resurgir frente al mar, como tantas veces en el pasado, "glorioso en la adversidad".

El campo de fútbol, de nuevo destrozado como ya ocurrió en 2003, es el epicentro de los daños públicos. La instalación se ha convertido en el lugar de acopio de escombros y tardará muchos meses en volver a acoger actividad deportiva. Repararlo costará más de 350.000 euros, cantidad estimada para renovar todo el césped y derribar y reconstruir los vestuarios. En la curva del campo no queda ni una valla en pie. Las olas saltaron el muro, destrozaron las puertas laterales y entraron a los vestuarios y oficinas del CD Gara.

El Gara y el CD Interián, que tampoco puede usar el campo de La Caleta por el deterioro de un muro desde septiembre de 2017, tendrán que trasladar sus entrenamientos y partidos durante muchos meses a otros campos de la comarca. Los Silos ha ofrecido el estadio municipal Juan Valiente y también se baraja utilizar instalaciones de El Tanque.

La parte más dolorosa de este histórico temporal está en la docena de negocios afectados por olas enormes que reventaron puertas y ventanas y que, en al menos seis casos, destrozaron por completo los locales. De nada sirvió que colocaran tablones y reforzaran las puertas con motivo de la alerta. La fuerza del mar arrasó con casi todo.

Este es el caso de los bajos del edificio Atlántico, donde apenas queda rastro del bar, la enoteca Sol Garachico ni el supermercado Mi Merca, abierto hace apenas dos años y medio.

Jonathan es uno de los propietarios del supermercado y ayer continuaba sacando restos del negocio. Las olas arrasaron, como un tsunami, con las rejas y todas las puertas del local. Aplastaron las estanterías, la caja, las neveras y toda la mercancía contra el fondo del establecimiento. La presión fue tan fuerte que reventó la pared de un pequeño almacén y comprimió todo en un espacio de apenas dos metros. Del supermercado sólo queda un amasijo de estanterías y productos mojados.

Justo encima del supermercado, en el primer piso, vive Consuelo Orán, una amable y positiva garachiquense que prefiere no dramatizar demasiado, pese a que una ola arrancó las puertas de su terraza y llegó hasta el dormitorio donde trataba de descansar, a las dos de la mañana del domingo.

"Estuve viendo, detrás de las puertas de mi balcón, cómo las olas saltaban el polideportivo y llegaban a la avenida hasta la una y media de la mañana. Me fui a descansar y a eso de las dos, un golpe fuertísimo me despertó. Cuando me levanté, el agua me llegaba a los tobillos", explicó a EL DÍA.

"Me asusté y llamé a la policía. Me ayudaron y me tranquilizaron. Lo que ellos hacen no está bien pagado", agradece.

La ola entró por el apartamento y dañó algunos muebles y enseres. Destrozó sus puertas y también afectó a la baranda exterior. Ayer seguía limpiando restos de agua y arena que el mar metió en su casa. "Y menos mal que estaba al fondo, en el dormitorio", recuerda con alivio.

La heladería Fragola también quedó completamente destrozada. Sus propietarios han emitido un mensaje a través de su perfil de Facebook: "Como han podido ver en las imágenes, el oleaje que azotó al pueblo de Garachico ha arrasado con nuestra heladería. Con él se fueron todos los bienes, pero también el trabajo y el esfuerzo de muchos años; nuestro sueño. Hoy es un día muy duro para toda la familia de Fragola, pero estamos seguros de que encontraremos la fuerza necesaria para salir adelante".

Ángel, propietario del restaurante Ardeola, lamenta que el 90% de su local esté dañado. Pocas cosas podrá salvar después de que las olas entraran por puertas y ventanas: "Ahora toca empezar de cero".

Tomás Pérez, dueño de la Arepera El Roque, afirma que lleva dos días sin pegar ojo. "El mar se llevó las neveras y quebró una barra de acero de 31 años". De negocio y sustento de la familia, a tragedia. Tomás dice que se ve en la tesitura de abrir cuanto antes, "porque es la única entrada de dinero para mi casa. No tenemos ni para comer", asegura. "Estoy midiendo bloques para montar una barra"... y Dios dirá.

Las olas reventaron algunas puertas y ventanas de negocios como el Bar Sioux o Le Patisier, cerca del castillo. En esa zona, la peor parte se la llevó el Bazar Báez, abierto hace apenas cinco meses. Una gran piedra arrastrada por el mar levantó la puerta de madera y dejó pasar el agua, que causó numerosos destrozos y dañó mucha mercancía.

Para estos negocios, toda la esperanza se fía al Consorcio de Compensación de Seguros, que ya ha empezado a valorar los daños. De la rapidez y cuantía de las indemnizaciones depende el futuro de estas empresas y de sus empleados.

Mientras los más afectados se esfuerzan por tratar de regresar a la normalidad "en un mes o dos", la vida sigue en Garachico. Las guaguas con turistas vuelven a aparcar junto al campo de fútbol; los visitantes pasean por las calles del casco histórico, se sientan en las terrazas y se sorprenden al ver alguna huella del temporal. Una familia de coreanos se acerca a disfrutar de los escenarios del programa televisivo "Youn''s Kitchen", que se grabó en Garachico en 2017. Y los vecinos observan, con pena, la desolación que reina en el tramo más maltratado de la avenida.

A Chano, "el gomero", se le quiebra la voz cuando mira el campo de fútbol y recuerda lo que se vivió el pasado fin de semana en Garachico. Celebra que no se produjera "ninguna desgracia personal", pero está a punto de romper a llorar cuando reconoce que, a sus 72 años, nunca había visto nada como lo sucedido en la noche del sábado y la madrugada del domingo.

Ayudas del Gobierno de Canarias y del Cabildo

El presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo, anunció ayer que dictaría una instrucción para poner en marcha las ayudas regionales que recibirán los ayuntamientos de Garachico, Tacoronte y La Laguna para hacer frente a los daños del temporal marítimo del pasado fin de semana.

Clavijo aclaró que no era necesario reunir el Consejo de Gobierno regional, que esta semana no se celebra debido a la Conferencia de las Regiones Ultraperiféricas (RUP), para fijar las ayudas, que se están cuantificando tras recibir los informes remitidos por los ayuntamientos afectados. Garachico (865.000 euros), Tacoronte (335.000 euros) y La Laguna (165.000 euros) calculan el coste de los daños causados por el temporal en espacios e infraestructuras públicas en 1.365.000 euros. Cantidad que superaría los 2 millones de euros si se tienen en cuenta los daños causados a negocios y otras propiedades privadas. Clavijo añadió que este sistema de ayudas excepcionales se articulará "a modo de subvención" para que los ayuntamientos afectados puedan disponer del dinero "antes de final de año". A estas ayudas del Gobierno regional se suma una modificación presupuestaria del Cabildo de Tenerife, que reservará 400.000 euros para ayudar en la reconstrucción de infraestructuras públicas dañadas en los municipios de Garachico y Tacoronte.

El restaurante Mirador de Garachico puso en marcha este lunes una campaña solidaria con los negocios dañados por el temporal marítimo: el café compañero. Hasta la noche de Reyes (5 de enero de 2019), el coste íntegro de todos los cafés que sirva el Mirador de Garachico irá destinado a un bote que se entregará a los empresarios afectados. Además, todas las personas que participan en las labores de desescombro y reconstrucción tendrán estos días el café gratis.

El gerente de este restaurante, ubicado en la calle Francisco Martínez de Fuentes, se llama Francisco Mejías y ayer explicaba a EL DÍA que el café compañero ha sido "simplemente una cuestión de empatía".

"Cuando vimos que había colegas en la avenida que lo habían perdido todo, y sabemos lo que cuesta sacar un negocio adelante, nos planteamos de qué manera podíamos ayudar. Fue nuestra comunity manager la que nos dio la idea, que está teniendo muy buena aceptación", explica.

"Hay mucha gente que nos ha llamado y escrito para poder colaborar, así que pensamos que para recaudar más fondos de la mejor manera, el Centro de Iniciativas Turísticas (CIT) de Garachico podía centralizar en su cuenta la recogida de donativos".

Otros negocios, como Golosinas Cas Cayo, han instalado huchas para recoger donativos.