Estamos en los albores de 2013 y el Gobierno de Canarias no ha abonado a los agricultores las ayudas correspondientes a 2011. Y dice el jecutivo canario que no las ha pagado para no incurrir en incumplimiento del déficit correspondiente a 2012. sto, poco más o menos, podíamos leer en L DÍA del martes 22 de enero. Parte de estas ayudas vienen de uropa y a buen seguro estarán liquidadas por el organismo correspondiente. Viene a suceder que una forma de no incurrir en déficit no es ajustando los gastos a los ingresos sino dejar de pagar a quien tiene el derecho de cobrar en el ejercicio, si no es que sea miembro del jecutivo o parlamentario, que estos sí, seguro, cobran lo que les es debido y aun lo que no debieran.

n asunto de recursos económicos, las administraciones, que se comportan como "despilfarraciones", tienen demostrado a lo largo de los tiempos la negligencia (por no emplear calificativo más grueso). Uno entiende que si no se producen los ingresos decentemente previstos, haya que reducir gastos. Lo que no acierto a comprender es que ingresos con carácter finalista no atiendan el gasto que lo justificaba. Y esto vale para el hecho con el que he abierto el comentario de hoy.

Hemos conocido de huelgas en el servicio de recogida de basuras en algunas ciudades de spaña. Y los ciudadanos aguantando estoicamente. Veamos: la recogida de basuras es objeto de una "tasa", que no "impuesto". Una tasa es aquello que se abona en contrapartida a un servicio obtenido. O sea, cuando un ayuntamiento establece la tasa de basura que el ciudadano ha de pagar lleva implícito el destino de ese importe a la empresa que presta el servicio. Y si la empresa no cumple, se le rescinde el contrato. Ocurre que esto último se me antoja imposible porque raramente los ayuntamientos pagan el servicio en tiempo y forma, y así falta autoridad para rescindir.

Los ayuntamientos, en general, se tienen bien ganada la fama de incumplidores. Pero la práctica de deber, o del fiado, viene de antiguo. Yo lo he vivido en el Ayuntamiento Santa Cruz de Tenerife. Y releyendo el libro "Prensa y enseñanza en Canarias", de don Ricardo Acirón, me encuentro con unos párrafos de don Leoncio Rodríguez esclarecedores cuando trataba el problema, en 1916, del analfabetismo y la falta de escuelas. ntre otras cosas, citaba como causa: "l poco celo en el cumplimiento del deber que demuestran los señores alcaldes (...). La apatía incalificable de los padres de familia (...). La falta de recursos de los Ayuntamientos, que hace que los dueños de edificios no quieran arrendárselos a las Corporaciones ante el temor de no percibir sus rentas". Pues eso.