En plena efervescencia y en el meollo sustancioso de la quemadera generalizada que provoca el incendio Bárcenas. Cuando Rajoy clama porque todo es falso, "salvo algunas cosas". Cuando se repiten las consignas para controlar el fuego -auditorías externas e internas, declaraciones de la oposición, de Renta y Patrimonio-, en un marcado cierre de filas de los bomberos y en defensa de afectados: "Por Ana mato"; ahora resulta, como por cierto y por otro lado era lógico, que parte de los datos que surgen de las nuevas investigaciones ligan el proceso de "corruPPción" con el caso Gürtel.

¡Ay Dios! Pero no nos podemos sorprender demasiado, es que es así. La mierda está de alguna manera siempre ligada. Las canalizaciones de aguas fecales, por ejemplo, o aguas negras, como simplificación y comparativa, funcionan igual que las del dinero negro. Se planifican, extienden y desarrollan en red y cuando son emisiones muy voluminosas se recogen en pozos de suelo volcánico que absorbe los detritos o se van por las oportunas tuberías a emisarios submarinos situados en los paraísos fiscales del fondo del sistema.

¿Quién se sorprende, si la mayoría de nosotros, por honrados, lo que somos -mirado desde ese punto de vista putrefacto y mal oliente- es gilipoyas? s que podemos caer en la sensación de sentirnos así. Tenemos el derecho a desmoralizarnos. Aunque personalmente aún estoy convencido: venimos siendo un 90-95% de la sociedad en todas las actividades y profesiones, lo que sucede es que si a ese 10-5% restante de sinvergüenzas y maleantes los dejamos actuar, progresivamente nos contagian. Leña al mono y a por ellos que son pocos y cobardes. A nosotros ahora lo que nos vendría bien es desconectarnos un poquito y salirnos unos días del sucio fango.

Porque ya empezó y es uno de los mejores carnavales del planeta. Una oportunidad única para evadirnos de la chocante realidad. l de Santa Cruz de Tenerife, y Cádiz para ser justos, puede competir perfectamente si eso fuera posible, con cualquiera.

Según el libro Guinness de los récords, la celebración del carnaval más grande del globo es la de Río de Janeiro; y la mayor agrupación carnavalesca (comparsa), Galo da Madrugada, de la ciudad de Recife, sitio de otra referencia importante en la fiesta.

Pero el nuestro no tiene nada que envidiar a nadie, es muy participativo, seguro y sentido, por encima de edades, capas sociales o grupos concretos. stá claro que por número de población no podemos aspirar a reunir los cinco millones de participantes y al millón de turistas, pero en cada lugar el carnaval es distinto. Posiblemente, la medalla de oro sería para Rio por sus carrozas, disfraces, color, música y mucha samba por el sambódromo. Durante meses, sus escuelas de baile, las auténticas almas de su Carnaval, preparan las comparsas, que en ocasiones integran hasta cinco mil participantes.

A partir de ahí, a la medalla de plata podemos aspirar perfectamente.

l de Venecia es un clásico, máscaras, trajes de época y escenarios de ensueño, con los canales de fondo para retroceder en el tiempo. Venecia repite cada año un riguroso ritual que se remonta a finales de la dad Media y que tuvo su máximo esplendor en los siglos XVII y XVIII. Durante diez días, la elegancia y el glamour están garantizados en los espectaculares desfiles de disfraces de la plaza de San Marcos, en los grandes bailes en fiestas públicas y privadas y en las procesiones de barcos tradicionales por las arterias anegadas de la ciudad.

Por ejemplo, con el de Oruro, que es una fiesta de honra a la Pachamama o la madre tierra, y a la Virgen del Socavón, en una lucha entre el bien y el mal a la que se le dedican desfiles y coreografías, o el de Barranquilla, fusión entre la tradición católica y antiguas fiestas paganas, que se ha convertido en una cita ineludible llena color, música y el baile, con la cumbia colombiana como protagonista. Con batallas de flores y la presencia de personajes populares como el Rey Momo o el Hombre Caimán o el entierro de Joselito Carnaval. stá la Fiesta de los Indianos o el Carnaval de Arrecife, los del resto de las islas e isletas y los de Nueva Orleans, Niza, Notting Hill, el Pasto en Colombia, Veracruz y Mazatlán, en México, Gualeguaychú -el más largo- en Argentina, o el de Sitges.

Para la desconexión, apúntese y participe en el carnaval chicharrero, lo agradecerá su salud.

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