Aunque parezca algo sin importancia, las medidas están muy presentes en el mundo del vino. No es lo mismo servir en una copa de vino una pequeña cantidad que una grande, ya que se puede diferenciar de distinta manera los aromas o los sabores. Lo mismo pasa con las botellas, que tienen una historia curiosa.

La capacidad estándar de una botella de vino de 750 ml y tiene sus raíces en la historia y la tradición vinícola. Se dice que esta medida se estableció en Francia en el siglo XIX, durante el reinado de Napoleón Bonaparte.

En esa época, se adoptó el sistema métrico en Francia y se decidió que la botella de vino estándar tendría una capacidad de 1 litro. Sin embargo, con el tiempo se observó que una botella de 1 litro resultaba demasiado pesada y voluminosa, dificultando el transporte y la manipulación.

Por lo tanto, se tomó la decisión de reducir ligeramente la capacidad de las botellas de vino a 750 ml, que se convirtió en la medida estándar utilizada no solo en Francia, sino en la mayoría de los países productores y consumidores de vino.

Esta capacidad de 750 ml se considera la cantidad ideal para conservar y compartir el vino de forma conveniente, sin desperdiciar producto ni resultar excesivamente voluminosa. Así, a lo largo de los años, esta medida se ha consolidado como la estándar en la industria vitivinícola, manteniendo una tradición que perdura hasta nuestros días.

Información al detalle

Si quieres saber más de la historia del envasado del vino, existen distintos vídeos en los que te cuentan la evolución del mismo. Te dejamos uno por aquí, pero te invitamos a que investigues si es un tema que te apasiona.