Opinión | Retiro lo escrito

Que si los medios

Archivo - El presidente de Canarias, Fernando Clavijo, interviene durante la inauguración del XII Foro de Liderazgo Turístico, organizado por Exceltur, en la Feria de Madrid, IFEMA, a 23 de enero de 2024, en Madrid (España).  Exceltur organiza el XII Foro

Archivo - El presidente de Canarias, Fernando Clavijo, interviene durante la inauguración del XII Foro de Liderazgo Turístico, organizado por Exceltur, en la Feria de Madrid, IFEMA, a 23 de enero de 2024, en Madrid (España). Exceltur organiza el XII Foro / Gabriel Luengas - Europa Press - Archivo

Un apreciado compañero, en un programa de televisión, apunta a que los promotores de las manifestaciones del próximo sábado «ya han conseguido imponerse en la agenta informativa» de los medios de comunicación. Bueno, ¿cómo no discrepar? Tal y como le contesté, los medios están encantados con las manifestaciones, la pelotera en las redes sociales, las consignas martirológicas y las denuncias apocalípticas. ¡Por fin algo emocionante! No los pesados y superferolíticos discursos parlamentarios, no las monótonas grescas entre partidos, no los reportajes aburridamente estadísticos, sino una emocionante lucha entre inocentes y culpables, entre el bien y el mal, entre los corderos y los leones, entre los buenos y los malos. Y eso sí que vende. Es como contar una película de Marvel, con Jorge Marichal haciendo de Thanos –con un chasquido de los dedos nos mete aquí veinte millones de turistas y desintegra las islas– y los ecologistas haciéndole frente heroicamente con sus superpoderes: la honradez, la decencia, la verdad incrustada en la frente como una piedra preciosa, la solidaridad infinita, el amor por su patria, patria canaria, patria, gozo y dolor. En una sinergia espontánea los medios y los convocantes han creado una suerte de cronograma, un conjunto fluido de expectativas, un horizonte de sucesos. Una manifestación histórica, se lleva diciendo hace muchos días sobre una manifa que todavía no se ha celebrado, quién lo diría. Porque si me pudiera distraer un instante diría que menudo éxito ha sido. Los de la huelga de hambre –que piden continuamente la presencia de Fernando Clavijo, como si Clavijo fuera nutricionista– continuarían en huelga de neuronas, pero habrían desfilado decenas de miles de personas para proclamar muy claro que Canarias no se vende. Es un mal lema porque, en efecto, Canarias no se vende, sino que se alquila. Así medios y convocantes, lo sepan o no, se han ayudado de facto mutuamente y lo seguirán haciendo hasta el fin de semana.

Lo de unos medios que, muy a su pesar, no ha tenido más remedio que hablar de los ecologistas que quieren «acabar con el modelo turístico», es un relato tan surrealista como la que sostiene que «las élites políticas y empresariales están asustadas». Hay que estar muy, pero muy pasado de rosca –con o sin ayuda de estupefaciente– para detectar terror en las élites de poder del país. Ni siquiera una preocupación particularmente acentuada. La reacción de los representantes empresariales durante los últimos días no está provocada por ningún pánico, sino por la mala educación democrática, la altanería, la escasa solvencia comunicativa o por cierto desconcierto entre los mismos empresarios. Está bien para reírse un rato, pero quizás sea ya suficiente. Una manifestación no cambia la realidad del poder. Cincuenta tampoco. Esto es una democracia parlamentaria, llena de debilidades y contradicciones, de desperfectos e inutilidades, pero todavía viva. «Hay que hacer caso y escuchar a la manifestaciones». ¿De veras? ¿A todas? ¿También a las que convocan el PP o Vox –más de 200.000 en la primavera de 2024 en Madrid– o solo las que le gustan a usted? Por supuesto también hay que incluir a Clavijo. Que el presidente del Gobierno manifieste su respeto a los manifestantes y asegure que impulsa e impulsará acciones para la reforma del modelo turístico – como la ley que regula el alquiler vacacional, ahora mismo en exposición pública – resulta criticado ferozmente, pero en realidad es igual. Diga lo que diga Clavijo será ninguneado. Es casi lo de menos. La manifestación desprende su propia mística y, según la madurez de convocantes y adheridos, debe enfrentarse a todos los poderes malignos, insistir en análisis telegráficos y propuestas abstractas y no aprender a negociar nunca. Y esto o cambia mucho o no terminará de cuajar como movimiento social con verdadera capacidad de mantener interlocución con los poderes públicos desde su propia estrategia de reformas.

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