Opinión | Retiro lo escrito

La reunión

Soy incapaz de entender como Fernández Arcila se ha prestado a esta payasada que hiede a chantaje de facistillas enmascarados con una ñoña retórica ecologista

Archivo - El presidente de Canarias, Fernando Clavijo, interviene en la sesión de control al Gobierno en el Parlamento de Canarias

Archivo - El presidente de Canarias, Fernando Clavijo, interviene en la sesión de control al Gobierno en el Parlamento de Canarias / PARLAMENTO DE CANARIAS - Archivo

La reunión se celebró en el amplio despacho de la Presidencia del Gobierno en su sede de Santa Cruz de Tenerife. Después de las manifestaciones del sábado Fernando Clavijo decidió tomarse un día para reflexionar con un pequeño debate con su equipo más próximo. La decisión estribaba en abrir o no un diálogo con algún representante de los convocantes de la manifestación. Pero ocurre algo realmente curioso. Los convocantes originarios de las manifestaciones –una quincena de organizaciones ecologistas y medioambientalistas y varias entidades vecinales– no tienen ni pretenden tener interlocutores. Los únicos que habían demandado hablar con el jefe de Gobierno eran los activistas de una plataforma –Canarias se agota– que se creó después de que las manifas fueran convocadas públicamente y sin conocimiento previo de los grupos ecologistas y vecinales. En efecto: son los mismos que han optado por una huelga de hambre y que han practicado santurronamente un escrache en el domicilio particular de Clavijo.

Los activistas –de alguna manera hay que llamarlos– se presentaron con Pedro Fernández Arcila, abogado y exconcejal de Sí se Puede, como asesor jurídico. Dicen que la reunión fue cordial pero eso es falso. Ninguna reunión en la que una de las partes pretende, simplemente, imponer su voluntad sobre la del otro puede ser calificada como cordial. Y los activistas, por supuesto, pretendían que el presidente se comprometiese ya mismo a ejecutar sus solicitudes. En un momento dado se definieron como la Voz del Pueblo. Clavijo les replicó que él era el presidente de Canarias elegido democráticamente y no era ni podía presumir ser la Voz del Pueblo. La Voz del Pueblo estaba representada en el parlamento, en los cabildos y ayuntamientos. Otro saltó con que representaban a los manifestantes del sábado «y nosotros pusimos en la calle a más gente que la que le votó a usted». Por supuesto, no es así. Coalición Canaria obtuvo más de 192.000 votos en mayo de 2023, y no se manifestaron 192.000 isleños en las calles canarias el sábado pasado. Es increíble que adultos mayores de edad y con una mínima formación cultural comparen política y democráticamente votar en unas elecciones y participar en una manifestación. Pero, además, ¿cuándo votaron los manifestantes a Canarias se agota como representes de sus reivindicaciones frente al Gobierno autónomo y su presidente? En ese papel de interlocución que se han arrogado, ¿están avalados por Ben Magec, por ATAN, por Salvar La Tejita? En absoluto. Uno sospecha que los visitantes de ayer no mencionaron en ningún momento a las organizaciones ecologistas y vecinales. Iban a lo suyo: a jugar al chiquillaje con las instituciones de la Comunidad autonómica y con la legalidad vigente.

Lo suyo era sencillo. Querían que Clavijo –como si fuera un sultán y no un presidente del Gobierno en una democracia parlamentaria– implante de inmediato una moratoria turística para que se paralice cualquier construcción o aprobación de nuevas plazas, querían la paralización inmediata –imagino que a través de un ukase presidencial– de los «macroproyectos» de Hotel La Tejita y Cuna del Alma. Y querían –aunque eran más laxos en este punto– que el presidente reconociera a asambleas de ciudadanos con voto en materia de turismo y urbanismo cuyas decisiones serían vinculantes. Por supuesto no ofrecían nada, salvo seguir hablando generosamente. Escucharon en silencio la intervención de Clavijo sobre lo que estaba haciendo el Gobierno e insistieron en sus gracietas. ¿Reunión con los presidentes de cabildos? Bueno, siempre que estuvieran ellos presentes y pudieran participar. Soy incapaz de entender cómo Fernández Arcila se ha prestado a esta payasada que hiede a chantaje de facistillas enmascarados con una ñoña retórica ecologista. Horas después esa plataforma fantasmagórica denunció «el desprecio de Clavijo» (ser recibidos y escuchados por el presidente del Gobierno es un desprecio) y se reafirmaron en la huelga de hambre y en un nuevo escrache para mañana jueves frente al domicilio del presidente. Urge que los verdaderos ecologistas los pongan en su sitio –el de los farsantes y oportunistas– de una vez.

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