Opinión | Retiro lo escrito

La regeneración del calzado

Pío Baroja.

Pío Baroja.

En la novela La busca Pío Baroja se ríe –faltaría más– de la retórica progresista de los patriotas de principios del siglo XX. El protagonista, Manuel, y su madre, la Petra, van a visitar la zapatería de un familiar, el señor Ignacio. «En el piso bajo de la casa, en la parte que daba a la calle del Águila, había una chochera, una carpintería, una taberna y la zapatería. Este establecimiento tenía sobre la puerta de entrada un rótulo que decía «A la regeneración del calzado». Y Baroja agrega, divertido: «El historiógrafo del porvenir seguramente encontrará en este letrero una prueba de lo extendida que estuvo en algunas épocas cierta idea de regeneración nacional, y no le sorprendiera que esa idea, que comenzó por querer reformar y regenerar la Constitución y la raza española, concluyera en la muestra de una tienda de un rincón de los barrios bajos, en donde lo único que se hacía era poner suelas a los zapatos».

Es fascinante que nos llegue ahora de la mano de Pedro el Grande una nueva regeneración nacional para rescatar la democracia y convertir las libertades cívicas en un tesoro indestructible. El presidente ha detallado muy poco de su proyecto regenerador, pero ayer ya recordaba que esto no podía seguir así y que las fake news y los bulos deben acabar. En mi inmensa inmadurez yo creía que para esto ya existen artículos en el código civil y el código penal. En un pasado remoto un político, un pintor, un abogado y varios empresarios le pusieron a servidor, cada uno en su momento, varias demandas y querellas. Casi todos las perdieron, por cierto. No existe, créanme, otro procedimiento de evitar que se publiquen falsas noticias, bulos e insultos que la censura previa, y se me antoja ligeramente incoherente, aunque bastante orweliano, que para garantizar la democracia y las libertades públicas sea necesario imponer la censura previa. Esta lindeza –aunque adoptara un nombre muy progresista– nos haría retroceder ya no a 1975, sino a antes de 1966, porque la ley de prensa e imprenta de Manuel Fraga Iribarne, ministro de Información y Turismo, abolía la censura previa en los diarios, aunque no, por supuesto, el secuestro inmediato de cualquier publicación, siempre al albur de la autoridad pública (y en especial los gobernadores civiles). El responsable legal de lo publicado ya no era un juez, sino el director del periódico, aparte del periodista firmante, desde luego.

El PSOE ha reaccionado con horror a que un juez haya ordenado diligencias previas tras admitir una denuncia contra la esposa del presidente Sánchez. «No se detienen ante nada y no lo harán», ha afirmado de nuevo Pedro el Grande. Begoña Gómez, en puridad, ni siquiera está imputada. Y sin embargo ahí tienen a un expresidente del partido y expresidente de una comunidad autónoma como la andaluza esperando el indulto para no ingresar en prisión. Ninguna disculpa ha pronunciado el PSOE por un caso judicial como el de los ERES, un escándalo de cientos de millones de euros públicos estafados y evaporados. Mariano Rajoy tenía que ser censurado porque la investigación judicial dictaminó que el PP había sido parte civil que subsidiariamente se había beneficiado de la corrupción en el seno de la organización. Sánchez indultará sin decir una palabra a José Antonio Griñán, pero solo se plantea dimitir cuando está enamorado. Un ejemplo exterior: Fernando Clavijo, actual presidente de Canarias, estuvo durante años en los juzgados como resultado de dos denuncias interpuestas por un exconcejal socialista con la connivencia del PSOE. Se llamaron el caso Grúas y el caso Reparos. Clavijo debió soportar una incesante catarata de insultos, groserías y burlas. Titulares sórdidos, editoriales condenatorios, primeras páginas deleznables, concejales canallitas llamándolo una y otra vez delincuente en los plenos municipales de La Laguna. Algo un poco más fuerte que los duelos de la señora Gómez. Finalmente, sin haber sido ni siquiera procesado, se archivaron las dos causas. Por cierto: el exconcejal filibustero y embarrador fue readmitido en el PSOE y ahora refulge como presidente del Comité de Ética del partido. La regeneración de Sánchez es menos creíble que la regeneración del calzado de la zapatería del señor Ignacio.

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