Opinión

90 minutos…

Archivo - El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a su mujer, Begoña Gómez

Archivo - El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a su mujer, Begoña Gómez / Álex Cámara - Europa Press - Archivo

Me gusta esa canción de India Martínez que nos dice «…90 minutos no puede durar el amor, pídeme más…» Realmente, nada bueno debería durar tan poco; incluso para dejar nuestra huella en nuestra Marca Política, necesitamos dedicación, presencia, reiteración y homogeneidad.

A miles de metros de altura inicio este artículo, en un vuelo que me lleva de Tenerife a Madrid, con esa calma y esa visión que solo te da la distancia y la perspectiva; en ocasiones, alejarse motiva propiciar un acercamiento mayor a medio plazo. La distancia te puede aportar después un mayor interés hacía las personas porque, como dice la canción, 90 minutos es muy poco tiempo para casi todo; en política deberíamos de tener una agenda diseñada en la que estudiáramos muy bien el efecto que genera nuestra presencia. Estar presente no se consigue exclusivamente estando; la presencia es ese halo que dejamos en nuestra ausencia.

Las entrevistas de trámite, las visitas rápidas a una asociación, cruzarnos a toda velocidad con personas por la calle, las llamadas de teléfono vacías o salir de los actos a escape tienen consecuencias desfavorables para nuestra imagen pública y, por consiguiente, para nuestra Marca Personal Política; hacer sentir a otros que pueden ser un peso para nosotros produce desapego, nos desconecta de la ciudadanía y nos resta fuerza en las urnas.

Durante mis horas de entrenamiento con cargos públicos que, por su calma y estilo personal están muy en el ahora, veo que son capaces de transformar sus escasos minutos de atención en un halo de bienestar y recuerdo; eso es un arte a cultivar. Son personas que, por su temperamento, te hacen sentir especiales, generando en nosotros esa huella duradera. Aunque la gestión es importante, nuestro titular diario es que somos seres emocionales que razonamos.

Los candidatos que gobiernan sin tener una clara mayoría absoluta me han llegado a manifestar que, en ocasiones, esa parte emocional no tiene tanta relevancia; que la gestión, el programa o ciertas pizcas de populismo enganchan y que terminan arrastrando votos o apoyos… Me gusta compartir que las mayorías absolutas van absolutamente acompañadas de Marca Personal e Hitos de Gestión. Hoy, para gobernar, hay que ir a por las mayorías absolutas, y eso se logra, precisamente, liderando esos flecos que otros no hacen; a veces, lo evitamos consciente o inconscientemente por ego, por desconocimiento o, sencillamente, por no acudir a profesionales especializados; por timidez, por cansancio, por confiarse, por creer y escuchar solo a ese eterno amigo de confianza, por minimizar la salida de la endogamia, por medirte con variables parceladas, por ausencia de feedback, por creer que lo eres todo; y seguramente lo eres, pero no puedes creértelo, porque cada día eres un actor de una nueva película nominada; diferenciarse es la clave.

TIP de liderazgo político local

Para la ciudadanía, su alcalde se convierte en una referencia, le otorga poder, credibilidad y desea ser protegido por él. Lograr esa mezcla requiere mucho trabajo y planificación. Una vida con una agenda muy ordenada contribuye a una percepción ganadora; cuanto más orden y rutina, mejor fluye todo. Si trazas un diseño de tu Ruta de Hitos y de Marca Personal se hace mucho más sencillo marcar las prioridades y excluir o posponer determinadas visitas o actos de agenda; la legislatura es larga y necesita un liderazgo fresco y muy equilibrado. Las rutinas en nuestra forma de comunicar se hacen necesarias para generar esa espera y expectación.

Política del espectáculo

En un reciente viaje a Cádiz leía una crónica en el periódico local sobre el cambio que ha sufrido la política actual; hacía referencia al mínimo coste que parece haber tenido la decisión tomada por Pedro Sánchez de tomarse unos días de reflexión, para valorar su continuidad o no al frente del país. El poder de la psicología como ciencia que representamos los profesionales de ese ámbito tiene una respuesta diferente; siendo que la percepción de la ciudadanía es hoy muy rápida y volátil, el inconsciente funciona y está ahí. Y sí, claro que afectan los movimientos de un líder político, y claro que tienen consecuencias; es muy diferente aunar likes a introducir una papeleta en una urna. La actuación del presidente me recuerda a esos noviazgos dudosos, cuando no te sientes atendido y recurres a ese as en la manga de plantear la huida, pensando que esa presión pueda provocar en la otra persona un acercamiento…

Los liderazgos que compiten en oposición o desean mantenerse deben de tener una visión mucho más participativa y contundente. El liderazgo ejecutivo sigue siendo la clave, aunque hoy, estando en la política del espectáculo debemos de usar estrategias competidoras en este sentido. Para ello, es importante derivarlas a miembros del equipo, seguro que contamos con perfiles competentes en este sentido. Así, nuestra Marca Política no sufre y se mantiene.

@EtikMaite