Siempre quedará para conocimiento de las futuras generaciones la compleja historia de las segregaciones municipales del Valle de Aridane, que se remonta hasta el más remoto recuerdo que pueda tener La Palma de la eterna "disputa" administrativa que, dividida por capítulos, han protagonizado las dos grandes poblaciones de la Isla, Santa Cruz de La Palma, como capital, y Los Llanos de Aridane, que nació de la configuración territorial reestructurada con la Constitución de Cádiz de 1812, con un total de 11 municipios.

Esa historia, a la que algunos denominan como el "pleito insular", sirve de argumentación hasta para explicar el motivo que pudo provocar la separación de El Paso, en 1837, y Tazacorte, en 1925, del municipio primogénito del que formaban parte, el Los Llanos.

Ayer, por ejemplo, en el acto institucional que la Administración de El Paso realizó para conmemorar su primer centenario bajo el título de Ciudad, otorgado por decreto del rey Alfonso XIII el 26 de agosto de 1910, se recordó entre los discursos cómo y por qué se creó, mucho antes, este municipio.

La base de la explicación se resume en unos textos a los que aludió el concejal de Cultura, Pedro Martín, en donde se hace referencia a las palabras recogidas en los escritos de protesta realizados por el Ayuntamiento de Los Llanos ante la Diputación Provincial para explicar la designación del alcalde de Santa Cruz de La Palma, José Miguel Fernández, como comisionado instructor de la creación del nuevo municipio de El Paso. Era, según los llanenses, el comienzo de lo que denominaron como "tierna venganza" de Santa Cruz de La Palma.

La concesión de la independencia municipal a El Paso, con una absoluta rapidez, provocó la ira de los representantes institucionales de Los Llanos, que habían comisionado en el capitán Domingo Kábana para protestar por la instrucción realizada en el proceso de creación del nuevo municipio desde la Diputación y desde la capital. Entendían que todo el proceso de segregación, aunque no se transgrediese norma alguna, venía marcado "por el celo de Santa Cruz para no perder la hegemonía que venía manteniendo sobre los demás pueblos de la Isla". En ese sentido, decían que "no desperdició esfuerzos en obstaculizar cualquier iniciativa que significara, no la igualdad, sino el acercamiento que pusiera en duda esa supremacía sobre los pueblos que ellos consideraban como La Banda".

La concesión de la independencia de El Paso suponía para Los Llanos la pérdida de uno de sus pagos más ricos, por lo que reclamó con insistencia la suspensión del acuerdo por el que se erigía un ayuntamiento en El Paso, al entender que se lesionaban los intereses del municipio matriz, sobre todo "los que se derivarían del hecho de quedar los montes y bienes de propios bajo la jurisdicción de El Paso, pues suponía una reducción estimable del dinerario que debían ingresar las arcas llanenses".

"Oportuna y justa".- El Paso contaba entonces con más de 3.000 habitantes. Era la demarcación más rica del pueblo de Los Llanos y su núcleo poblacional más importante se encontraba a más de dos leguas, con varias zonas habitadas dispersas, respecto al municipio matriz. Estos fueron los motivos en los que inicialmente se argumentó su necesidad de independencia.

Con estos datos y convencido de la "oportuna y justa" demanda vecinal, el diputado provincial López Monteverde solicitó en el seno de la Diputación, en la sesión del 13 de abril de 1837, que se "sirviera mandar que el pago de El Paso con el de Tacande y demás inmediatos, según se demostraba en un plano adjunto, formara un pueblo separado del de Los Llanos, con un ayuntamiento propio y que se procediera al nombramiento de los individuos que debían constituirlo". Ante esta petición, la Diputación decidió iniciar el oportuno expediente de segregación.

Pocos días después, el 29 de abril de ese año, la Diputación acordó crear el nuevo ayuntamiento y el 25 de junio se eligieron los primeros componentes de esta Administración, siendo el primer alcalde Manuel Taño.

Se iniciaba una vida municipal propia, con ciertas intermitencias derivadas de una nueva fusión municipal con Los Llanos y su anulación posterior.

Nació y creció.- Fue especialmente a partir de los años sesenta, aún en el siglo XIX, cuando este municipio adquirió gran importancia, entre los denominados pueblos de La Banda, un proceso de crecimiento imparable, tanto en población como en riqueza, que tuvo su punto cumbre el 26 de agosto de 1910, cuando se le concedió el título de Ciudad de El Paso, mediante decreto firmado por el rey Alfonso XIII. Antes, en 1878 había alcanzado la distinción de Villa, otorgada por su antecesor, Alfonso XII.

Así, aquel pago de Los Llanos, situado tierra adentro, a los pies de Cumbre Vieja y sin costa (el único municipio de la Isla que no tiene litoral) y cuyo nombre procedía de la designación popular otorgada al paso o tránsito entre el este y oeste de la Isla, desde Santa Cruz hasta Los Llanos, fue reconocido como una pequeña ciudad por la actividad que en la misma se desarrollaba.

Desde entonces hasta hoy, transcurridos 100 años, en El Paso han sucedido, al igual que en resto de pueblos de la Isla, multitud de acontecimientos más cercanos en el tiempo y por tanto más conocidos por las generaciones actuales.

Pero, sobre todo, en este tiempo ha quedado patente la capacidad de este pueblo para, con el máximo respeto a la memoria de sus antepasados, conservar su historia, que se remonta a los asentamientos benahoaritas de alta montaña, sus tradiciones y su condición de pueblo trabajador y laborioso.

Sencilla evocación.- Ayer, las actuales generaciones de representantes institucionales de El Paso (CC, PSC, PP y CCN), con el alcalde Máximo Brito al frente, acompañados por el cronista oficial, Wilfredo Ramos, rindieron su particular homenaje a un acontecimiento histórico que ha marcado la idiosincrasia de los pasenses de hoy y que ha contribuido a formar su identidad cultural.

La evocación, pese a su importancia, se celebró de forma sencilla, tal y como requieren los malos tiempos económicos actuales. Primero los discursos, en la Casa de la Cultura Braulio Martín, luego el descubrimiento de una placa en el ayuntamiento y, por último, un concierto centenario con la Coral Nuestra Señora del Pino, Cumbre Nueva y la Banda de Música.

El único sin costa

El municipio de El Paso es el más extenso de La Palma, con 135 kilómetros cuadrados y rodeado de parajes naturales. Agrupa toda la parte alta del Valle de Aridane, la Caldera de Taburiente y parte de Cumbre Vieja. Limita con todos los municipios, excepto Tazacorte. Es el único de los 14 pueblos de La Palma que carece de franja costera. El único sin costa El municipio de El Paso es el más extenso de La Palma, con 135 kilómetros cuadrados y rodeado de parajes naturales. Agrupa toda la parte alta del Valle de Aridane, la Caldera de Taburiente y parte de Cumbre Vieja. Limita con todos los municipios, excepto Tazacorte. Es el único de los 14 pueblos de La Palma que carece de franja costera.

8.000 habitantes

Su población ronda los 8.000 habitantes, siendo el tercero más poblado de la Isla, con una densidad de 60 personas por kilómetro cuadrado. Los residentes se dividen entre el casco urbano y nueve barrios periféricos: Las Manchas (que comparte con Los Llanos), Tacande, La Rosa, Tenerra, Fátima, El Paso de Abajo, Cajita del Agua, El Barrial y El Calvario.

Sólo del campo

Aunque presenta una amplia extensión de campos lávicos y pinar canario, se ha dedicado tradicionalmente al cultivo de secano, con cierta incidencia de la ganadería. Destaca el cultivo de la viña, el almendro y algunos frutales. Su actividad industrial, en auge en la década de los 90, ha decaído, sobre todo tras el cierre, en 2000, de la antigua fábrica de tabacos, que mantenía unos 250 empleos.