El fuego está perimetrado. No está controlado (casi sí), ni mucho menos extinguido, pero sí acotado. Se han tardado ¡cinco días! en lograr meterlo en un círculo del que ya, en teoría, no podrá salir. Un fuego que se inició el miércoles y que deja, a falta de cifras finales, 4.500 hectáreas afectadas de tres municipios (El Paso, Fuencaliente y Mazo) y, lo peor, algo irreparable: un fallecido.

No fue un domingo sencillo. Al contrario, estuvo lleno de sobresaltos. La madrugada se hizo larga. Es un fuego nocturno que parece decidir por su cuenta cuándo y dónde se quiere apagar. ¿La impresión?, dura hasta que se canse, que parece que será pronto. Mientras hubo luz, las llamas se mantuvieron a lo lejos. Por encima de la pista del Cabrito. Luego, a correr. Escenas que se repiten. A las doce y media de la noche se decidió evacuar Montes de Luna y parte de Tigalate (Mazo). Centenares de residentes lejos de sus casas.

Los helicópteros no operan a oscuras y los equipos de tierra tomaron posiciones. Los efectivos de la Unidad Militar de Emergencia (UME) desplegaron mangueras por debajo de la casa de Mari y su hijo Javier. Pegados a la carretera del sur. Son profesionales acostumbrados a la pelea. Sabían lo que se les podía venir encima y mantuvieron una calma pasmosa. Un dato: fue curioso ver cómo preguntaban a un vecino del lugar por la orografía del terreno más cercano. Por lo que se podían encontrar. Humildes. No van de "sobrados". Y eso les engrandece.

El fuego iba bajando por barrancos. Por terrenos escarpados donde es imposible atacarlo a pie. En esas circunstancias, siempre pierdes. Te quema. Había superado hacía rato la pista del Cabrito y ahora tocaba esperar. Y rezar: que no hubiera viento. Y sí, hubo algunas rachas, pero nada que levantara en exceso las llamas. Era un incendio raso. Pegado al suelo. La UME cambió de lugar. O, para ser más exactos, se multiplicaron para abarcar más espacio. Subieron con tres cubas por la pista del Camino Largo. Antes de llegar por el sur a Puente Roto. Cerca de un grupo de viviendas y una explotación ganadera. Allí se "plantaron" durante toda la noche, con el dispositivo armado (mangueras estiradas y en cada punta, un operario). También había particulares dispuestos a defender lo suyo.

Se veía como descendía el fuego. En realidad no era agresivo. Es decir, iba quemando pero sin velocidad, perdió fuelle y se acabó casi parando. Fue justo donde los pastores del lugar sacan a su ganado, lo que deja el terreno prácticamente sin combustible. Sin "vida" para las llamas. Fue el momento, sobre las 6:30 ó 7 de la mañana, que aprovecharon los retenes de la Brigada de Refuerzo de Incendios Forestales (BRIF) para meterse en primera línea y acabar de frenarlo. Nunca llegó a las casas y aunque hubo tensión en algunos momentos, tampoco la sensación fue de "nos quemamos". No. En 2009 sí fue más eso.

Con la luz llegaron los medios aéreos. Cuando aparecen, de verdad, es un alivio. De día se ve todo de forma diferente. Te creces. Abajo ya estaba el incendio bastante acotado, pero por detrás el fuego seguía ardiendo en un perímetro activo de unos tres kilómetros. Una docena de aparatos (hasta trece) sobrevolaron Montes de Luna. Carreteras de acceso cortadas. Allí donde caía agua, donde las llamas se apagaban, los equipos a pie "atacaban" para evitar rebrotes. Es una estrategia de labor conjunta. Ardua y dura, mucho, por la longitud del espacio a atender. Lleva horas.

Sobre las seis de la tarde, apenas quedaban 500 metros activos. El objetivo era lograr acotarlos antes del anochecer. Se logró. Luego vendrá el control. Y dentro de unos meses, no antes, la extinción. Los evacuados de Mazo aún no han podido regresar a sus casas. De forma oficial, no.

En ese mismo frente pero al norte, por detrás del monte del Cabrito, el fuego quiso "asomarse". Incluso hubo algún momento de rebrote, pero los integrantes de los equipos de control no le dejaron opción. Un grupo se encargó de acabar de controlarlo, como el día anterior ya ocurrió con los frentes de El Paso y Fuencaliente, municipio donde ayer se permitió el regreso a sus casas de los vecinos de Las Caletas, tras ser evacuados por una lengua de fuego que se informó como activa pero que, así son las cosas vistas sobre el terreno, nunca llegó a existir.

Contra el fuego jugándose la vida

Se pueden discutir diferentes aspectos en la coordinación para tratar de controlar el incendio, también de las tareas preventivas o sobre la falta de personal en Medio Ambiente para trabajar en primera línea de fuego, pero la población sí es unánime a la hora de valorar y agradecer el esfuerzo, asumiendo riesgos, tanto de los profesionales de los medios aéreos y terrestres como de los grupos de cuerpos de voluntarios que defienden los montes de la Isla./ EFE

La cifra de hectáreas afectadas por el el incendio declarado el pasado martes en la zona de Jedey ya alcanza las 4.500, de los municipios de El Paso, Fuencaliente y Villa de Mazo.

Profesionales y voluntarios se unen en un dispositivo por tierra que en concreto está formado por 220 operarios y técnicos, 100 voluntarios y 60 agentes de diferentes cuerpos.