El jefe de los Bomberos de La Palma, Germán Pérez, es un veterano acostumbrado a mil batallas, donde combatir los incendios, también forestales, ha sido y es una forma de vida. Aún inmerso en la lucha por apagar los rebrotes en la zona afectada por el fuego declarado el pasado miércoles, valoró cómo ha sido esta semana compleja para la Isla.

Germán Pérez explicó que el principal problema para el control del incendio que afectó a cerca de 5.000 hectáreas de superficie de Fuencaliente, El Paso y Villa de Mazo "ha sido la orografía donde se produjo, lo que no nos ha dado la oportunidad de atacarlo por tierra, sino solo con medios aéreos. Donde estaba, después de superar la carretera (en Jedey), no hay pistas para acceder. No puedes meter a la gente donde no existen vías de escape porque al final todos nos podemos quemar".

Pérez recuerda los momentos más complicados y advierte de que "la primera noche hubo viento en Las Manchas-Jedey. Estaba todo controlado, pero se metió viento y todo se complicó". Sin embargo, aquellas rachas desaparecieron en los días siguientes y cuando hubo "fue para ayudarnos", tal y como ocurrió en Montes de Luna y Las Machas: "Fue clave para evitar que se quemaran casas. En ambos sitios se tuvo que hacer un despliegue importante de vehículos y de personal esperando a que el fuego llegara".

Tras la estabilización de las llamas, "nosotros, y todo el operativo, nos dedicamos a refrescar la zona afectada y apagar toscones. Ahora mismo (sobre las 11.30 horas de ayer) hubo un aviso a Los Charcos, hay otro por encima del campo de fútbol de Fuencaliente y con la brisa que ahora existe hay que estar pendientes de los rebrotes", subrayó Germán Pérez.

El jefe de los Bomberos de La Palma hizo una advertencia reveladora sobre la situación en la que se encuentran las medianías de la Isla: "Los pinos nos van a terminar comiendo. Nos van a terminar echando de nuestras casas. Cuando éramos jóvenes salíamos, por ejemplo, a la Montaña de Tenagua (Puntallana) y para llegar a un pino había que caminar bastante hacia el monte. Ahora, sin embargo, en la misma zona están de la carretera hacia abajo. Es suficiente con observar fotografías antiguas y compararlas con unas tomadas en la actualidad para comprobar cómo se han expandido los pinos hacia las zonas habitadas".

La realidad es que "las medianías son polvorines. Son prácticamente igual que el monte. Están llenas de hierbas secas, abandonadas. Y luego todo el mundo quiere propiedades, pero son pocos los que limpian".

Para Germán Pérez lo peor es que "no aprendemos. Tras el incendio que hubo en Las Tricias todo el mundo puso el grito en el cielo, pero a los dos años la hierba estaba aún más alta que cuando se quemó. Ningún dueño de aquellas casas abandonadas aprendió la lección".

Un herido en un cuerpo voluntario que actúa como profesional

Oficialmente son voluntarios, en un servicio que financia el Cabildo de La Palma, pero la realidad es que los Bomberos de la Isla actúan sobre el terreno como profesionales. En este incendio, uno de sus integrantes sufrió heridas que no fueron graves, pero por ellas que tuvo que ser evacuado al Hospital General, tras un desprendimiento sobre el vehículo en el que viajaba. /EL DÍA