La diferencia en el precio del combustible en La Palma y Tenerife sigue siendo notable, a pesar de los diferentes acuerdos que se han alcanzado, y convenientemente difundidos para "conocimiento" de la opinión pública, al objeto de abaratar tanto la gasolina como el gasoil en las estaciones de servicio de la Isla, propuestas que por ahora se han quedado tan solo en "papel mojado".

Después de que EL DÍA publicara el pasado día 12 de junio que el litro de combustible en La Palma era 20 céntimos más caro que en Tenerife, según los precios oficiales que difunde el Ministerio de Energía, comenzaron a producirse, nunca antes, encuentros entre políticos y empresarios para analizar esta situación y llegar a un acuerdo satisfactorio para los usuarios, especialmente para los profesionales del transporte.

Cabildo, algún ayuntamiento, colectivos empresariales... Había que reclamar al Gobierno de Canarias, y así se hizo, para que actuara. El consejero insular de Promoción Económica, Jordi Pérez, habló incluso del principio de igualdad "que avala nuestro estatuto de autonomía". En La Palma, los mensajes elocuentes y desbordantes se multiplican. También se creó una comisión entre patronal e institución insular para buscar acuerdos con los operadores, que todavía hoy no ha dado resultados tangibles.

La realidad, por encima de acuerdos y compromisos anunciados hace más de un mes, es que a día de ayer en Tenerife se podía encontrar el litro de gasolina de 95 octanos a 0,939 euros, tanto en una estación de Santa Cruz de Tenerife como en otra de Adeje, mientras que en La Palma no bajaba en ningún surtidor de los 1,149 euros, que ofertaba la gasolinera ubicada en Fuencaliente. En Santa Cruz de La Palma, por la misma cantidad de combustible, se pagaba 1,176 euros, igual que en Los Llanos de Aridane.

Si se toma como referencia el denominado "gasoleo A habitual", no solo utilizado por particulares sino en mayor medida por empresas de transporte, destacar que en Tenerife se puede comprar el litro a 0,889 euros, mientras que en La Palma no baja de los 1.069 euros, lo que si se multiplica, por ejemplo, por la cantidad de combustible que consume un camión para su actividad diaria, la diferencia es tan considerable que llega a afectar a la economía de las pequeñas empresas.