La cima de La Palma ya tiene otro telescopio. No apunta a las estrellas ni busca vida en otro planeta. Ese no es su objetivo. El ser humano utilizará el LST-1, un prototipo que formará parte de un enjambre de aparatos de observación denominados Cherenkov, para conocer qué ocurre en algunos fenómenos que se sabe que suceden en el Universo pero que aún hoy no se llegan a entender: agujeros negros, materia oscura, rayos cósmicos...

No es estar más cerca del cielo ni tocar casi los planetas. No es para tanta metáfora. El telescopio que se inauguró ayer es más bien para entender lo que pasa allí arriba. Tan lejos como el lugar hasta el que la imaginación te lleve. O casi. Junto al LST-1, que lideran los japoneses (extensa su representación en el Roque de los Muchachos), se construirán otros tres telescopios de similar tamaño y otros (varios) más pequeños, que formaran "un equipo" con un mismo objetivo.

Pedro Duque, al que cuesta identificar como ministro de Ciencia después de tantos años como el astronauta de referencia para todo un país, intentó explicar el objetivo de este telescopio "para los no iniciados en la astrofísica, como por ejemplo yo mismo". Es decir, sin tecnicismos. Se agradece. Y señaló que "detecta las luminiscencias que producen en la alta atmósfera los rayos de altísimas energías que provienen de cualquier lugar del Universo". De los sitios, al fin y al cabo, "más desconocidos".

Duque, con más planta de atleta de fondo (está "fino") que de político, aprovechó para destacar que la inauguración de este instrumento y la de todos los que lo rodean no sería posible, lo dijo a su manera, sin un recurso natural que se ha aprovechado en beneficio de la ciencia: "Hemos sido capaces de convertir este cielo en un recurso científico de primer nivel mundial", sin olvidar, al menos eso cree aunque en realidad no sea tan evidente como lo primero, "la capacidad tecnológica que tenemos en el país para la fabricación y operación de telescopios". A saber.

Hablan de energías desconocidas y el cronista piensa en el big bang, en la gran explosión. Te vienes arriba y lo preguntas. Takaaki Kajita, Premio Nobel de Física en 2015, demuestra que te has crecido. "El big bang es sin duda una cosa que no entendemos, pero este telescopio no está enfocado para entender el big bang. En el Universo ocurren otros fenómenos que son también muy importantes y que no hemos llegado a entender". Eso sí, todos los científicos que se encontraban ayer en el Roque reconocían que la capacidad de los Cherenkov es incalculable y que puede llegar a descubrir secretos que ahora ni se plantean. Siempre queda la esperanza, aunque un nuevo aparato de observación genera optimismo. Con el GTC, encontrar vida extraterrestre estaba más cerca. Y seguimos esperando.

Sobre la repercusión del LST-1, el "peso" que tiene para la Isla, la vinculación entre los palmeros y la ciencia... de esos aspectos caseros hablaron los políticos locales. Anselmo Pestana, el presidente del Cabildo, se refirió a esta inauguración como "un acontecimiento de primer nivel en el panorama científico" y defendió el Roque como "el epicentro del conocimiento". Un mensaje similar al que deben decir, o al menos uno lo cree, las autoridades en Hawái o Chile cada vez que sus observatorios crecen. No se olvidó de recordar (lo llevaba apuntado) la construcción del centro de visitantes, el espacio para la observación amateur en Mendo o el museo de astrofísica en Garafía.

Al acto no fue Fernando Clavijo. Lo sustituyó Nieves Lady Barreto, su "lugarteniente" al menos en La Palma. Y en su discurso comenzó tocando las fibras de los lugareños. Se acordó del recientemente fallecido Abilio Reyes (PSOE), el alcalde de "siempre" de Garafía que se enfrentó con todas sus fuerzas sin vencer a un cáncer. "Luchó para que este lugar (el Roque) albergara este observatorio". Luego dijo lo lógico: el apoyo del Gobierno de Canarias al IAC, para acabar subrayando la importancia de este espacio científico para lograr una Isla "moderna y con oportunidades de desarrollo". Y puede, aunque por ahora cuesta entenderlo.