Habla liberada tras dejar atrás diez años de intenso esfuerzo. Y trata de recuperar la normalidad que perdió el mismo día que comenzó una aventura que culminó el pasado 3 de febrero.

Nidia González Vargas, originaria de Hoya Grande, en Tijoco (Adeje), se doctoró hace poco más de tres meses en Historia del Arte y de la Música. Y lo hizo con una tesis sobre la Banda Municipal de Música de Santa Cruz de Tenerife, con la que obtuvo la máxima calificación: un sobresaliente cum laude.

Era el final de un largo camino que había iniciado una década atrás cuando, ya como miembro de la banda de la capital -ingresó en ella en 2003 tras superar una oposición-, decidió dar un paso al frente y comenzó a elaborar un trabajo que pudiera "dignificar" el colectivo.

"Quería que se conociera la labor educativa que ha tenido durante toda su historia", subraya. De ahí que su tesis se centrara en llevar al papel la historia de la banda desde su creación, en 1903, hasta la Guerra Civil Española, y su proyección posterior. La dedicatoria que incluye en su trabajo lo resume: "A los que han sido, son y serán músicos de la Banda Municipal de Santa Cruz de Tenerife".

Una tarea que se complicó debido a la escasez de información. "Solo existe un libro de Gilberto Alemán, pero se centra más en el entorno musical de todo Santa Cruz", detalla González. Finalmente, y tras años de esfuerzo, tuvo su recompensa.

Un premio a la pasión por un arte que heredó de su abuelo Pepe Vargas "El Músico". "Quería un nieto que fuera músico", recuerda Nidia. Y con cinco años, la niña ya hacía sus pinitos, primero con un órgano y más tarde con una bandurria y una guitarra. Así continuó hasta que, a los diez años, encontró el instrumento que la acompaña desde entonces: el saxofón. De ahí en adelante las notas de su vida siempre han sonado igual.

Tras culminar el Bachiller en Guía de Isora, que compaginó con sus estudios musicales en el Conservatorio de Tenerife, dio el salto a la Península. Había que acabar de formarse. Allí, entre Valencia y Castellón, en sus centros educativos, culminó el grado superior de música en la especialidad de saxofón. Y más tarde completaría el CAP en la Universidad de Castilla La Mancha. Así hasta 2001.

"Tras acabar me quedé dos años más formándome, perfeccionándome como saxofonista con profesores particulares", recuerda Nidia. Entre ellos, nombres de la élite de este instrumento como Pedro Iturralde, Miguel Llopis o David Alonso. Pero también actuando en la calle, dando clases particulares... "Para sacar currículum", enfatiza.

Una preparación que le serviría para cumplir, a su regreso de tierras peninsulares, con uno de sus sueños: formar parte de la banda capitalina. Allí recaló en 2003 tras aprobar la oposición convocada y allí sigue con otros profesionales "muy formados". "Hacemos una gran labor de equipo. Hay gente que ha estudiado en el extranjero", recalca González. "Creo que la labor de la banda es encomiable. Sacamos adelante todo el trabajo que exige el ayuntamiento", destaca.

Una dedicación que no le ha impedido colaborar con otras bandas de la Isla en las que tiene conocidos. "Cuando la tesis me ha dejado", puntualiza. "Ahora al menos puedo ver la tele", ironiza.

Eso sí, todo el esfuerzo realizado, pasado ya, le ha servido para abrirse nuevos caminos. "No descarto otros futuros laborales relacionados con la música y el mundo de las bandas". Y no suena mal.