El Palmétum de Santa Cruz de Tenerife ha incorporado a su colección museística una semilla de Lodoicea maldívica, también conocida como coco de mar o doble coco de Seychelles, que ha sido donada por el italiano Salvatore Cogoni y que está considerada como una de las semillas más grandes del mundo.

La semilla de Lodoicea maldívica, clasificada como especie en peligro, fue adquirida por este amante de la botánica en 2008 por lo que ya no es fértil y se ha destinado al museo del Palmetum, que ya cuenta con otras piezas de interés etnográfico y botánico, informa en un comunicado el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife.

La Lodoicea maldívica es una de las palmeras más extraordinarias y es endémica de las islas Praslin y Curieuse en Seychelles. Su fruto recibe el nombre de nuez de amor, coco fesse o coco de Seychelles.

Los frutos maduros miden unos 40 centímetros de diámetro y pueden llegar a pesar entre 15 y 30 kilogramos por lo que contienen la semilla más grande que existe en la botánica mundial.

Esta semilla, en forma de nuez y de forma voluptuosa, suele ser objeto de colección desde hace miles de años, pues la palmera que nace de ellos puede alcanzar más de 30 metros de altura.

Los ejemplares de Lodoicea maldívica tardan unos 40 años en llegar a su madurez, momento en el que comienzan a dar frutos.

Cada uno de ellos puede tardar otros 7 años en madurar y transcurrido este tiempo, y una vez que caen al suelo, dura 6 meses en desintegrarse y aproximadamente otros 2 años en completar el proceso de germinación.

Los cocos de mar se conocen desde hace miles de años porque llegaban flotando hasta las costas de la India, ya incapaces de germinar.

Por sus tamaños y llamativas formas, se convertían en objetos de gran valor y, al principio, se creía incluso que procedían de gigantescos árboles que vivían en el fondo del mar.

Su interior es comestible y tiene cierto sabor a coco, además en China son considerados un exquisito afrodisíaco.

Las principales poblaciones de Lodoicea maldívica se encuentran dentro de los parques nacionales de Praslin y Curieuse y el comercio de sus frutos está regulado desde 1995.

El Palmetum de Santa Cruz ha albergado, en lo que va de año, a casi 21.000 visitantes, de los que el 70 por ciento eran turistas y el 30 por ciento restante residentes canarios.