Es un "manitas", "muy solidario", "colaborador", "siempre dispuesto a todo sin pedir nada a cambio"... En definitiva, una buena persona a la que "echaremos de menos". Todos estos piropos, y más, se los brinda la comunidad educativa del colegio público de Infantil y Primaria (CEIP) San Fernando, en el barrio de Duggi, en el que, hasta este martes, fue conserje y guardián del centro docente.

Con nombre de actor de telenovela, Francisco Alfredo (Rodríguez Santos), pero con un diminutivo cariñoso, Kiko, profesores, padres, madres, personal de administración y servicios y, sobre todo, los alumnos se han rendido a la bondad de un hombre que ha hecho del colegio su hogar durante los últimos doce años.

Funcionario del Ayuntamiento de Santa Cruz desde el año 1982, cuando superó una oposición -aunque ya trabajaba para la administración desde unos años antes-, Kiko llegó al centro docente de Duggi tras pasar primero por otros empleos poco vinculados al que, finalmente, lo llevaría hasta la jubilación. Primero fue sepulturero en el cementerio de Santa Catalina, en El Sobradillo, luego pasó al Museo de Bellas Artes y más tarde fue chófer, sobre todo, de la Gerencia de Urbanismo.

Durante su etapa en el colegio, y con una sonrisa siempre como tarjeta de presentación, Kiko se fue ganando la confianza de todos hasta tal punto que se convirtió en una pieza casi imprescindible en el día a día del colegio.

"Lo mismo arreglaba una avería que se quedaba un rato con un alumno al que sus padres no llegaban a tiempo de recoger. Tenían mucha confianza en él", relatan sus compañeros. Del cariño que le profesan sirvan como ejemplo las visitas que, con frecuencia, le hacían antiguos alumnos. "Yo los he visto crecer", enfatiza. Ellos también lo extrañarán.

"No he tenido ningún problema con nadie en doce años", relata, orgulloso de tanto aprecio. "Me hicieron llorar el viernes", repite en varias ocasiones, en alusión a la despedida que le brindaron algunos padres y alumnos la semana pasada. La "oficial" fue este viernes, en un acto en el colegio al que faltaron pocos de los que han sido sus compañeros durante los últimos doce años.

Originario de Ofra y padre de seis hijos -el menor tiene ya 25 años-, Kiko deberá afrontar ahora el cambio que supone su nueva situación, y no solo laboral. "Todavía me sigo levantando a las seis y algo de la mañana", asegura. Pero tendrá que cambiar el "chip".

Hasta final de año podrá seguir utilizando la vivienda que ha habitado durante su etapa en el colegio, ubicada dentro del mismo centro. "Me tendré que buscar una casita de alquiler", relata. Sus lugares preferidos son La Cuesta, La Salud o Taco. Seguro que no tendrá problema para encontrar otro hogar.

Al que elija se llevará a sus dos mascotas, un perro pequeño, Chiripa, y un gato, Estrella, que hasta ahora han sido su fiel compañía en el colegio. Con ellos le tocará compartir el cariño que hasta ahora ha brindado a los niños del San Fernando y que estos le han devuelto cada día. Su sustituto en el puesto, Rafa, ya lo sabe: tiene el listón muy alto.