"Satisfecho" con los últimos fallos judiciales que le han dado la razón, pero "molesto" con la imagen que han dado de él, responsabilizándolo del bloqueo del acceso al campo de fútbol de San Andrés y de la finalización de la canalización del barranco de Las Huertas.

Así se muestra Francisco Albendín, el único propietario del Valle de Las Huertas que se ha mantenido firme ante los intentos de urbanizar la zona en la que vive. El último respaldo judicial lo obtuvo a finales del mes pasado, con el rechazo del TSJC al recurso que la Gerencia de Urbanismo había presentado en contra del auto que anulaba el decreto del alcalde, de 2014, para desalojar una parcela de su propiedad.

No obstante, Albendín separa la "guerra" por defender lo que considera suyo de la culminación de una infraestructura básica como es el barranco.

"No me opongo a ello. Es más, yo ahí no les estorbo para nada. Ellos pueden arreglarlo cuando quieran", recalca este vecino, en referencia a la culminación de los trabajos de canalización y la mejora del acceso hasta su vivienda, que limita con el antiguo camino real que llega hasta Taganana. "Los más interesados en que nos arreglen el acceso somos nosotros", tercia su mujer, Jacinta Baute.

Gran parte de esta vía, que en origen llegaba hasta la zona de La Roseta, desapareció tras las fuertes lluvias caídas en octubre de 2014. Desde ese momento, la familia Albendín solo puede acceder a su casa a pie, pues no llegan los vehículos. La compra, por ejemplo, la trasladan en carretilla unos 200 metros.

"Hace unas semanas tanto el ayuntamiento como el Consejo Insular de Aguas parece que lo iban a hacer. Vinieron varios días, estuvieron midiendo, pero al final, nada", subraya Albendín.

El consejero insular de Aguas, Manuel Martínez, dijo el pasado mes de septiembre en este periódico que el Cabildo estaba dispuesto a finalizar el encauzamiento del barranco de Las Huertas, pero para ello tenía que renunciar la empresa Desurcic a la concesión. Se desconoce si ha dado este paso.

Según aclara Francisco Albendín, prolongar la carretera que existe hasta su casa -unos 200 metros- implicaría, por parte del ayuntamiento, expropiar una parte de varias parcelas, por lo que plantea como una solución más viable y rápida la posibilidad de desplazar el cauce del barranco hacia el lado contrario, como en origen. "Cuando trazaron el barranco cometieron ese error", recalca.

Con respecto a la propiedad de la parcela del otro lado del barranco, por la que mantiene el pleito con el ayuntamiento, Francisco Albendín es claro: "Si pagan, se le vende, pero si no pagan y no llegamos a un acuerdo, no se vende. Ellos tienen que darse cuenta de lo que es de cada uno".

Y añade: "Nosotros nunca nos hemos negado a vender. Ni ha habido oferta. Dicen que no tienen dinero. Esa fue la última respuesta del concejal de zona, José Alberto Díaz Estébanez".