Lo que iba a ser una tarde de entretenimiento se tornó, este miércoles, en unas horas de tristeza. Así lo relatan vecinos de la toscalera calle San Juan Bautista, a los que se les impidió hacer la tradicional alfombra de flores y sal con motivo de la procesión de San Antonio de Padua.

Según cuentan, la elaboración del tapiz la inició una vecina, ya fallecida, pero con el tiempo se ha implicado gran parte de los residentes en la calle, tanto mayores como niños.

"Los pequeños participan con sus padres en lugar de quedarse en sus casas jugando con las maquinitas. Muchos de ellos han ido creciendo con esta tradición", valoran.

La tarde del miércoles, sin embargo, la tradición se truncó. Una de las vecinas cuenta que sobre las 15:00 horas, cuando se disponían a iniciar el trabajo, un Policía Local, "muy amable", les advirtió de que no podían comenzar. ¿La razón? Carecían de permiso para ello.

"Nos pusimos en contacto con el cura, don Jacinto, y le contamos el caso. Nos dijo que la iglesia tenía pedido el permiso", explica esta vecina.

Sin embargo, ni la amabilidad del agente, ni la mediación del cura, ni las últimas llamadas a los "altos mandos de la policía" cambiaron la situación.

"Nos quedamos con kilos y kilos de sal de colores, los barreños llenos de flores y con mucha tristeza", añade esta afectada. "Lloramos como niños. Lo que más duele es que perdamos las tradiciones canarias", enfatiza.

Lo que sí se desarrolló con normalidad fue la procesión de San Antonio de Padua. Para tratar de compensar el dolor, el cura decidió parar la comitiva en la parte de la calle San Juan Bautista donde siempre lo hacía. "Nos dio ánimos. Terminamos muy dolidos", agradece esta ciudadana.

Allí, los vecinos le lanzaron unas flores al santo. Por cierto, las recogieron ellos mismos más tarde. No hizo falta que pasara Urbaser como en anteriores ocasiones.

Y qué dice el ayuntamiento al respecto. La concejal de Seguridad y Tráfico, Zaida González (PP), sostiene que no existía permiso para cerrar la calle y hacer las alfombras. Solo se había solicitado para suprimir aparcamientos y para la procesión.

La edil no entra en quién solicitaba en años anteriores la autorización, pero remarca que "si no está pedida, no se puede cerrar una calle. Si nos hubiésemos enterado antes...".

Un aviso para futuras acciones similares, a las que no les salva ni la tradición.