Llama la atención que en el tronco de uno de los árboles que hay en su interior se haya colocado un cartel que advierte de que existen cámaras de videovigilancia. En realidad, no deja de ser una ironía más de un entorno como el de Las Teresitas.

El viejo cementerio de San Andrés, una de las señas de identidad del pueblo marinero, agoniza justo a la entrada de la concurrida playa. Al paso del tiempo se le han sumado el olvido y la dejadez de las administraciones. Tanto que hace unos años se le negó la posibilidad de formar parte de los bienes de interés cultural del Gobierno de Canarias, aunque está dentro del catálogo arquitectónico municipal con una protección de grado ambiental nivel 1.

Construido en la década de 1890, en él se depositaron los cadáveres de las víctimas de la epidemia de cólera morbo que afectó a San Andrés. Alrededor de 40 vecinos fallecieron como consecuencia de la enfermedad infecciosa.

Fue precisamente ese carácter infeccioso el que llevó a las autoridades de la época a tomar la determinación de hacer un nuevo camposanto más alejado del pueblo. En ese entonces, San Andrés contaba, desde 1828, con un cementerio ubicado donde hoy se encuentra el actual tanatorio, detrás de la iglesia.

El lugar escogido para tan delicada operación fueron unos terrenos próximos al barranco, entre la conocida como montaña de San Roque y la playa Traslarena, que es como se conocía en esa época a la que luego fue Las Teresitas. Salvo la mirada al mar, poco queda del paisaje que pasó a ocupar el cementerio, tal y como demuestra la imagen que abre este reportaje.

Ahí permaneció "activo" hasta 1964, año en el que fue cerrado definitivamente en vísperas de la primera -y casi única- tranformación de la playa. Antes, en 1911, el camposanto de las víctimas del cólera morbo había sido objeto de algunas reformas, entre ellas la construcción de los muros de cerramiento, que aún hoy permanecen en pie. Dos décadas después, en 1930, también se le añadió una pequeña habitación para realizar autopsias -era habitual en muchos cementerios-, que también fue utilizada como capilla.

Cerrado ya desde hacía varios años, los vecinos del pueblo tuvieron que hacer frente a las palas para evitar su derribo. Ocurrió en 1972. La voz de alarma la dio José Víctor Baute "El Rueda", al ver cómo una pala mecánica iniciaba la demolición del muro norte. La movilización social inmediata impidió que se consumara la acción. Finalmente no se llevó a efecto.

Desde entonces, el camposanto ha visto pasar el tiempo, desarrollarse el pueblo y crecer la playa. Casi siempre como testigo mudo. Hoy quiere darle voz la asociación de vecinos El Pescador, de San Andrés. En un intento por "poner remedio" a su grave deterioro, el colectivo ha solicitado al Ayuntamiento de Santa Cruz que se lleven a cabo una serie de mejoras, como la elevación del muro que lo rodea o un vallado que impida el acceso a su interior. También solicita una reforma de la capilla o sala de autopsias, así como de las lápidas y cruces. Precisamente, esta es, tal vez, la imagen más triste del camposanto.

"No entendemos cómo es posible que un cementerio con más de un siglo de historia se encuentre en el estado en que lo está el de San Andrés", comentan desde el colectivo vecinal.

Desde la asociación avanzan que van a iniciar una campaña de recogida de fondos para reparar las cruces de madera de aquellas tumbas cuyos familiares lo requieran y que en la actualidad estén rotas o hayan desaparecido.

Para tal fin, un conocido carpintero del pueblo se ha comprometido a realizar el trabajo de manera gratuita, pero tendrán que afrontar los costes para comprar la madera y otros materiales que puedan hacer falta. "Si los de fuera no son capaces por la razón que sea de poner freno al deterioro del cementerio, seremos nosotros quienes luchemos para defender nuestra identidad e historia", añaden.

En la lucha por salvar el camposanto está también la comisión "Habla. Juntos por San Andrés", que ha presentado una alegación al Plan Especial de Las Teresitas encaminada a garantizar el futuro y conservación del cementerio.