"Es lamentable, no tiene nombre, no tenemos por qué aguantar que el acceso al barrio de Cueva Bermeja se convierta en un vertedero, tal y como está ocurriendo", aseguraron ayer los representantes de la AV Virgen de Loreto ante el lamentable estado en el que se encuentra la entrada al pueblo, en la que desde hace meses reposan todo tipo de vertidos, escombros, basuras y enseres sin que se encuentren soluciones que eviten el deterioro de la zona.

Gabriel Franquis, en su papel de presidente del colectivo vecinal, y uno de sus miembros, Juan Manuel Afonso, claman al cielo por el vertedero que se ha creado desde hace meses, "un problema" que se une a otros existentes en el enclave costero y que suponen poco a poco el deterioro de sus espacios y rincones.

Sobre los vertidos, Franquis recuerda que "hace meses empezaron con alguna bolsa y ahora con el paso del tiempo las cosas van a más, dejando la entrada en un estado tan lamentable que parece que estamos en un barrio deprimido, abandonado o algo de eso".

"Suponemos que como el acceso al punto limpio está mucho más vigilado, ahora la gente irresponsable tira las cosas por aquí", dijo Alfonso, señalando a una montaña de bolsas de escombros que permanecen allí "desde al menos dos meses", dijo.

El presidente de la AV Virgen de Loreto criticó a "los vándalos que aprovechan la noche para tirar sus basuras en la entrada del pueblo. Ya sabemos que no se trata solo una cuestión de Cueva Bermeja, sino en todos los pueblos en general. Pero eso no significa que nos preocupemos de lo que ocurra en nuestro entorno".

Los miembros de la AV Virgen de Loreto destacan que no solo se trata de cómo han dejado la entrada, sino en el estado en el que se encuentra desde hace años por un conflicto de competencias. "Las administraciones se echan el muerto el uno a otro. Tanto a la Autoridad Portuaria, como al Cabildo y ayuntamiento les hemos reclamado una solución, pero ninguna de ellas mueve ficha", lamentó Franquis.

Se refirió a la falta de aceras, una vía hundida, resquebrajada y muy mal atendida, en la que los hierbajos como el rabo de gato hacen del lugar y del pueblo un espacio "muy poco deseable", concluyó.