Padres del centro infantil del colegio Cisneros, situado en el ámbito de la curva de Vistabella y en plena carretera general Santa Cruz-La Laguna, reclamaron ayer la colocación por parte del Ayuntamiento de Santa Cruz de un vallado de seguridad para minimizar incidentes derivados del tráfico como el sucedido el miércoles cuando un vehículo se empotró contra el muro del patio de los niños. ¿La consecuencia? Susto en el cuerpo, unos tres metros lineales de muro destrozado con los cascotes hacia el interior y el vehículo con medio cuerpo colgado en el aire.

Los padres consideran que esa incidencia pudo tener consecuencias mucho más graves si el accidente se hubiera producido a partir de las 08:00 horas y no casi una hora antes, cuando no había ningún niño en el interior del colegio.

Es la base argumental a la que se aferran los padres y madres del colegio Cisneros para demandar la colocación de vallas protectoras en un punto que ellos consideran peligroso, "ya que se encuentra a la salida de la curva de Vistabella, con una parada de guaguas, un cambio de sentido y una acera sin ningún tipo de protección".

"El otro día los políticos salieron en los medios anunciando que empezarán la redacción del proyecto de rehabilitación de la carretera, que ya tiene un marcado carácter urbano. Pues es la oportunidad para hacer obras, por ejemplo", añadió una de las madres.

Otra de las convocantes reclamó que se haga una intervención urgente "porque queda demostrada la peligrosidad que existe en este punto. Ahí está mi hija y no fue nada agradable ver y comprobar la vulnerabilidad existente en este punto en donde, incluso, no se respetan las normas de tráfico".

En ese punto coinciden dos entradas a colegios, el centro del Cisneros Alter y el de Dominicas Vistabella, que tiene un desdoble en sentido a La Laguna como acceso, así como la existencia de otra incorporación hacia la calle Elías Serra Rafols. Además, coincide con el tráfico que sale de la curva de Vistabella y con una parada de guaguas de la compañía Titsa, al margen de una zona rayada para que los padres dejen a sus hijos en los centros. "Son demasiados elementos como para dejar las cosas así. Pensamos que un vallado protector puede ser una de las soluciones a corto plazo para minimizar los riesgos, independientemente de que sea el ayuntamiento o el Cabildo el que afronte las obras. La seguridad debería ser lo primero", aseguró uno de los denunciantes del grupo de afectados.

EL DÍA intentó recabar la opinión del centro sin poder conseguirlo.