El obispo de la Diócesis Nivariense, Bernardo Álvarez, bendijo ayer las obras de restauración de la iglesia Matriz de Nuestra Señora de La Concepción y sus dependencias, una actuación que ha contado con una inversión conjunta de 2.230.000 euros financiados por el Gobierno de Canarias, Cabildo de Tenerife y Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife.

Bernardo Álvarez estuvo acompañado por toda la comunidad parroquial de La Concepción, con el párroco Mauricio González a la cabeza, así como por el presidente del Gobierno de Canarias y el titular del Cabildo de Tenerife, Fernando Clavijo y Carlos Alonso, respectivamente, que fueron invitados y no se quisieron perder el acto, poniendo en valor las actuaciones desarrolladas por el arquitecto José Miguel Márquez.

El párroco de La Concepción, Mauricio González, reconoció ayer que la culminación de "las obras es como un sueño" , ya que recordó que la comunidad "ha esperado durante 20 años" aguantando aluviones, entre otros. Apuntó que "la iglesia tenía muchas exigencias, pero pocos espacios desde el punto de vista cultural, del culto, convivencia y encuentro. Casi no teníamos nada de eso y ahora nos encontramos con todo y es una alegría. Estamos como un niño en la mañana de Reyes", dijo.

Mauricio González puso en valor las obras realizadas en las dependencias, así como en la propia torre de la iglesia.

Entre las diferentes actuaciones llevadas a cabo destacan los trabajos de remozamiento de la torre del templo, sacristía, camarín, la residencia, el antiguo archivo, salas de reuniones y la capilla de San Pedro. Cada una de estas zonas cuenta con una actuación concreta de rehabilitación.

El tesoro, que incluye entre otras muchas piezas la cruz fundacional que da el nombre a la ciudad y documentos de gran valor histórico, fue uno de los puntos principales de la intervención, junto al Archivo Histórico.

El templo, situado en el núcleo fundacional de Santa Cruz, fue declarado en 1983 monumento histórico artístico y es el más antiguo de toda la Isla.

El proyecto, dirigido por el arquitecto José Miguel Márquez Zárate, fue financiado por el Gobierno de Canarias (1 millón de euros), el Cabildo (400.000 euros) y el Obispado (700.000 euros), correspondiéndose con la segunda fase (la primera se realizó en 1992).

El principal objetivo era hacer más visibles diferentes elementos ocultos, como es el caso del tesoro de la iglesia y seguir la línea llevada en Taganana y en San Andrés.