Una solución. Es todo lo que pide Manuel Ventura, que vive en un tercer piso del bloque 24 de la calle Río Genil, en el barrio de La Salud, y que, en la medida de lo posible, evita tener que salir de su casa por el esfuerzo que le supone. Lo que para algunos es tan simple como bajar unos escalones, para Ventura se trata de una odisea.

Su condición de diabético le llevó a someterse a un trasplante de riñón que acabó generando pérdida total de la vista y úlceras debajo sus pies, por lo que tuvieron que amputarle la extremidad inferior izquierda. Su rutina diaria no sería posible sin el apoyo y ayuda de su mujer, Natividad García, que le ayuda a desplazarse con la silla de ruedas, entre otras labores que le facilita, tanto dentro como fuera del hogar.

El afectado pide que "me den una solución para acceder a mi vivienda". Además, indica que al estar convalenciente de una operación de ojo "mi situación se ha visto agravada para moverme, porque he perdido completamente la vista".

Tras pasar por muchas operaciones, los tratamiento médicos que Ventura necesite se realizan en su domicilio, siempre que se trate de una cuestión que no tenga que ser evaluada en el hospital.

Su mujer, aunque es consciente de que es muy difícil que se haga algo al respecto, espera que "por lo menos, se facilite para mi marido un acceso mejor a la vivienda", argumentado que si se instalara un montacargas, aunque solo fuera para subir el primer bloque de escaleras, "ya estaría suponiendo un avance en la reducción de esfuerzo que tiene que hacer mi marido".

No obstante, la problemática del matrimonio no se limita solo a los interiores del edificio, porque, a pesar de que algunas de las viviendas de la zona residencial en la que habitan Ventura y García han sido reformados recientemente, la acera, por ejemplo, no dispone de un ajuste para discapacitados.

A su vez, la plaza de aparcamiento de la que disponen es una zona de estacionamiento para discapacitados que los vecinos, por propia iniciativa, les respetan, porque a pesar de disponer de la correspondiente acreditación de discapacitado no se ha hecho a efectos normativos la reserva de su plaza. La pareja indica que la administradora del edificio ha intentado ayudar con este problema presentando las correspondientes solicitudes, aunque no han obtenido respuesta. Por último, Ventura señala que no "se trata solo de mi caso personal, hay otros vecinos con problemas de movilidad similar a los míos", unos problemas a los que los perjudicados esperan obtener soluciones.

¿Qué dice el consistorio?

Desde la Concejalía de Accesibilidad, Medio Ambiente y Sanidad exponen que tienen conocimiento de la problemática de las aceras y es algo que se está estudiando. Sin embargo, desde el organismo público señalan que la reforma interna correspondiente a la adaptación de las escaleras del edificio es una competencia correspondiente a la Concejalía de Vivienda, departamento desde el que apuntan que el edificio en cuestión se reformó hace seis meses a través de un programa de regeneración y renovación urbana (ARRU) y que no se tiene constancia de ninguna petición de reforma interior. Desde la Administración municipal explican que para hacer efectiva la petición, los vecinos tienen que solicitarla con la firma del presidente de la junta directiva y sacarla a concurso para su ejecución, aportando los vecinos el 10% del presupuesto de la obra.