La Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Santa Cruz ha ordenado la adopción de medidas de seguridad en otra de las viejas casas de Miraflores que el Cabildo quiere proteger, a pesar de que los propietarios han solicitado licencias para su demolición y construcción de nuevos inmuebles. En esta ocasión, se trata del número 30 de la citada calle y el Consistorio chicharrero da cinco días a los dueños para que lleven a cabo las actuaciones necesarias ante el riesgo existente por desprendimientos de cascotes en la fachada del edificio.

Este es el segundo informe que realiza Urbanismo sobre el estado de las casas de Miraflores que aún siguen en pie a raíz de que a finales de marzo se ordenara el desalojo del número 28 de la calle, casa en la que se ejercía la prostitución, por peligro de derrumbes. También se exigió a los propietarios que establecieran medidas de seguridad de manera inmediata y se procedió al precinto del inmueble. En ese momento, el concejal responsable del área, Carlos tarife, del PP, anunció que se inspeccionarían todas las viejas casas de Miraflores y que se realizarían informes sobre su estado. Con respecto al número 28, conocida como Casa Clavijo, el Cabildo también ha encargado un estudio sobre su estado.

En concreto, este nuevo informe de Urbanismo sobre el número 30 de Miraflores, al que ha tenido acceso El Día, establece la necesidad de instalar una ?red de protección exterior anticascotes debidamente anclada en las zonas con peligro de desprendimiento de cascotes en la fachada del edificio; en especial protegiendo adecuadamente le cuerpo volado y los ornamentos exteriores?. Asimismo, se exige a los dueños que ejecuten ?previamente una revisión exhaustiva de toda la fachada del inmueble, incluidos salientes, vuelos, albardillas, remates, cerrajería y carpintería?.

Urbanismo también insta a los propietarios de la casa a realizar obras de reparación de la fachada del inmueble, para lo que da un plazo de dos meses. Se les advierte de que si incumplen lo ordenado en este informe, serán sancionados.

Este inmueble es una de las viejas casas del degradado y céntrico barrio de Miraflores que aún siguen en pie y para los que ya, en su momento, sus dueños solicitaron licencias a Urbanismo para demolerlos y construir edificios de viviendas. Sin embargo, y a pesar de que los informes encargados por el Ayuntamiento al Cicop (Centro Internacional para la Conservación del Patrimonio) concluyeron que estos carecían de valores patrimoniales, como ocurrió con las viejas casas de Puerta Canseco, que sí fueron derribadas, el Cabildo advirtió que acudiría a la Justicia si estos inmuebles también eran demolidos.