La inteligencia sola no garantiza el éxito y en muchas ocasiones es una trampa, según la psicóloga África Borges, responsable del programa que desde hace seis años desarrolla la Universidad de La Laguna y en el que se cuestionan algunos mitos en torno a las personas superdotadas.

África Borges dirige este programa, que integran unas quince profesionales y que desde su puesta en marcha ha trabajado con unas sesenta familias, ya que la atención no solo se centra en el menor, sino también en sus padres que, en muchas ocasiones y, debido a las falsas ideas que hay sobre las altas capacidades, sienten miedo cuando uno de sus hijos es así diagnosticado.

Además de este programa, que incluye a menores desde los cuatro hasta los 12 años, el equipo de la Facultad de Psicología también trabaja en la difusión, en la formación sobre altas capacidades y en la investigación.

La especialista, que prefiere el término altas capacidades que superdotado, indicó que se definen así las personas con una alta inteligencia y con un cociente intelectual superior a 130, cuando la medición media es de cien.

Una de las características generales de estos alumnos es su alto ritmo de aprendizaje, además de ofrecer a nivel personal y a muy corta edad una mayor sensibilidad ante determinadas cuestiones, pero la especialista rechazó otras características que habitualmente se les atribuyen, como una elevada motivación, que la tienen, dijo Borges, pero para las tareas que les interesan y aseguró que dependerá de cada persona y de sus circunstancias familiares y del entorno el que se vincule motivación y rendimiento.

Este colectivo de alumnos necesita un programa específico porque al ser su ritmo de aprendizaje superior al del resto de los alumnos suelen aburrirse en clase, tienen dificultad para trabajar en grupo y en ocasiones tienen problemas de relaciones con otros escolares de su edad.

Borges señaló que estos niños necesitan una educación especializada y en el programa que dirige la atención se centra en aspectos socioafectivos a través de actividades lúdicas.

Intercambiar experiencias

A los padres se les quiere dar pautas de actuación y el programa, dijo la experta, se convierte también en un lugar de intercambio de información y de experiencias.

Tener altas capacidades es genético pero si no se cultiva esta característica se desaprovecha, advirtió Borges, quien se preguntó por qué habría que renunciar a la excelencia si hay facultades para ello. Los primeros indicadores que permiten sospechar que un niño tiene altas capacidades es la facilidad del lenguaje desde pequeño o una capacidad precoz para la lectura, pero subrayó que en la mayoría de los casos es detectado cuando tienen algún problema en el aula.

La experta manifestó que, aunque la Consejería de Educación del Gobierno canario ha hecho esfuerzos para integrar educativamente a estos alumnos, los problemas específicos que presentan no se acaban de abarcar, y consideró que la mejor opción sería que la educación de estos menores fuese segregada, aunque sea en parte.

El problema, dijo, no es que se les pueda adelantar de curso o que se realicen adaptaciones curriculares, sino que su ritmo de aprendizaje es más rápido y eso les hace aburrirse en clase.

La psicóloga lamentó que la educación actual no propicie la consecución de retos ni el esfuerzo, y aludió al trabajo que comenzarán el curso que viene con un grupo de adolescentes con altas capacidades.