La escritora Lucía Etxebarría ha denunciado a través de un artículo de prensa que alguien que utiliza su nombre "ha colgado su perfil en Twitter y va relatando los avatares de su (mi) vida". Casos como éste, de suplantación de personalidad, proliferan al amparo de la falta de protección de la identidad en las redes sociales.

Personajes populares como el presidente del PP, Mariano Rajoy; la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá; o el humorista José Mota han visto en los últimos meses circular por las redes sociales falsos perfiles con su identidad, creados a veces por enemigos, en el caso de los políticos, o por gente que persigue un beneficio económico, en el de Mota.

Además de ésta, hay otra forma de suplantación, explica el presidente de la Asociación de Internautas, Víctor Domingo, que consiste en apoderarse del perfil, de la cuenta de una persona en la red social y meter en ella información que la pueda comprometer. La experiencia de Domingo es que este tipo de conductas se dan "entre personas del mismo entorno. Entre la gente joven, el objetivo es hacer una gracia o una burla, y en el caso de los adultos, hay muchos novios o novias despechados que quieren poner a su ex pareja en situaciones violentas o incómodas"

Recomienda utilizar claves seguras con dígitos y letras, huir de las contraseñas sencillas con fecha de nacimiento o fáciles de deducir, e insiste en que "las claves son muy personales, hay gente que las comparte con otros por una cuestión de confianza", pero -asegura Domingo- "la confianza a veces no dura toda la vida".

La suplantación de personalidad es uno de los riesgos de las redes sociales, según un estudio del Instituto Nacional de Tecnologías de la Comunicación (INTECO) y de la Agencia de Protección de Datos. Estas redes agrupan en España a ocho millones de personas, y el 44,4% de los internautas las usan.

Objetivo: Causar daño

La empresa de seguridad informática Recovery Labs aseguraba en un estudio publicado el pasado 28 de mayo, que en 2008 una de cada tres solicitudes de peritaje (33,3%) estuvo relacionada con los robos de identidad en cuentas de correo, programas de mensajería instantáneo y redes sociales. Un porcentaje que tan sólo un año antes fue del 5%.

Las redes -afirma Juan Martos, responsable de peritaje informático de la citada empresa- se están convirtiendo en el medio "idóneo" para estas prácticas, porque sólo con el nombre y la contraseña del usuario se puede acceder a información confidencial. "Su principal objetivo -asegura- es la venganza emocional". En lo que va de año, la Agencia Española de Protección de Datos ha recibido 23 denuncias relacionadas con redes sociales, veintidós referidas a la difusión de imágenes o documentos con datos de terceros sin su consentimiento y una por suplantación de personalidad, presentada por un docente.

"En la vida real, la suplantación de identidad es una conducta ilícita y perseguible civil. Y en Internet, con más motivo, porque desde el anonimato de la red se pueden provocar perjuicios a los ciudadanos", explica el director de la AEPD, Artemi Rallo.

Detrás de esas conductas hay "una voluntad de causar un daño a terceros, porque las fotografías que se cuelgan suelen ir acompañadas de comentarios denigrantes o vejatorios". Se refiere, en concreto, a las imágenes de profesores captadas a través de teléfonos móviles o que han descargado de la web del centro, a las que acompañan con todo tipo de comentarios. "No sólo vulneran la normativa de protección de datos, sino que además suponen un atentado contra el derecho al honor de estas personas", critica.

La cuestión es ¿por qué motivo se puede crear un perfil con el nombre de otra persona?. Según Rallo, los responsables de las redes amparan su funcionamiento en unas políticas de privacidad en las que se prohíben determinados usos, como la suplantación de personalidad, "pero sin ningún tipo de garantías, porque nada impide crear esos perfiles".

"Cuando se denuncia -subraya- las redes reaccionan para evitar, entre otras cosas, que les caiga el peso de la ley, porque a partir de tener conocimiento de un contenido ilícito, si no los suprimen, pasan a ser responsables". El director de la AEPD es partidario de que las redes arbitren mecanismos adicionales que permitan evitar estos fenómenos porque "una suplantación de personalidad puede suponer un daño extraordinario para la víctima", dijo.