Los hombres se implican más en las tareas domésticas cuando su mujer tiene un empleo y un nivel de ingresos alto y las familias tienen menos hijos y cada vez más tarde, son algunas conclusiones del informe de la Fundación de las Cajas de Ahorros Panorama Social 10.

El reparto de las tareas en el hogar es más igualitario en las familias cuyas mujeres trabajadoras tiene un nivel de ingresos alto, aunque en ellas también es más frecuente que haya una persona contratada para las tareas domésticas, expusieron las profesoras María José González y Teresa Jurado.

Las autoras consideraron que la incorporación de los hombres al trabajo doméstico depende sobre todo de las características de sus mujeres.

La socióloga Teresa Jurado explicó que la implicación es mayor cuando los hombres tienen jornadas más cortas, empleos públicos, niveles educativos altos y pocos hijos y conviven con mujeres que trabajan y tienen niveles educativos y sueldos elevados.

Además, destacó el cambio experimentado por las mujeres en la última década respecto a su incorporación en el mercado laboral y recordó que, en 2008, el 72 por ciento de las mujeres de entre 20 y 49 años que viven en hogares con hijos están ocupadas a tiempo completo.

Por su parte, la mayoría de los hombres de entre 25 y 50 años sigue dedicando mucho menos tiempo a las tareas domésticas que sus parejas.

La experta también señaló que el 18 por ciento de los hogares en los que trabajan los dos miembros cuenta con ayuda de una empleada doméstica, que en el caso de los hogares con mujeres "mileuristas" aumenta al 20% y en el de trabajadoras con sueldos superiores a dos mil quinientos euros al 90% de los hogares.

"El retraso de la edad de la maternidad y en relación con él el aumento de la infecundidad", son algunos de las causas, señaló Anna Cabré, quien advirtió de que el 25% de las mujeres nacidas en 1994 nunca tendrán hijos.

La población extranjera contribuyó en un 58% al aumento de la natalidad entre 2002 y 2006, aunque la tasa de fecundidad de las extranjeras tiende a reducirse mientras aumenta la de las españolas, indicó este informe.

Por otro lado, en 2004 un 74% del conjunto de los españoles se mostraban de acuerdo con que "Está bien que los que componen una pareja vivan juntos aunque no estén casados", un 79% opinaban que "Cuando una pareja no parece ser capaz de solucionar sus problemas conyugales, el divorcio suele ser la mejor solución", y poco más de un tercio (34%) pensaban que "Los que quieran tener hijos deberían casarse". Sin embargo, puestos a pensar en términos colectivos, son una minoría los que ven beneficios a estos cambios sociales.