La escasa rentabilidad de los antibióticos para las farmacéuticas está ralentizando su fabricación y ha llegado "a un punto un poco peligroso", pues las bacterias mutan cada uno o dos años y para vencerlas es preciso diseñar constantemente nuevos fármacos.

Así lo advirtió ayer en la presentación de su libro "Las grandes plagas modernas" (Destino), el genetista de la Universidad de Leicester (Reino Unido), Salvador Macip, que defendió la respuesta de la OMS y de los gobiernos frente a la pandemia de la gripe A.

Según Macip (Blanes, 1970), la actual situación en la producción de antibióticos ha hecho tomar cartas en el asunto a los gobiernos, como el de Estados Unidos, que ha optado por destinar fondos en la fabricación de nuevos fármacos para combatir las bacterias.

Según el genetista, especialista en cáncer, las empresas tardan bastantes años e invierten mucho dinero en el diseño de un nuevo antibiótico, mientras que la bacteria consigue burlarlo en uno o dos años.

En consecuencia, las empresas prefieren desarrollar el viagra o productos contra la calvicie, resumió Macip, que trabajó durante diez años en el departamento de ciencias oncológicas del Hospital Monte Sinaí de Nueva York.

En cuanto a la pandemia de la Gripe A, opinó que la reacción de la Organización Mundial de la Salud y de los Gobiernos no fue desproporcionada ni desmesurada, aunque sí es mejorable -añadió- la comunicación hacia la opinión pública.

"Primero se recalcó la idea de que esto era muy grave y se generó un pánico excesivo y, finalmente, se produjo un efecto péndulo hacia el otro lado", añadió el autor.