Egipto acaba de aprobar una ley que regula el trasplante de órganos y que quiere acabar con un mercado ilegal en el que durante la última década miles de egipcios sin recursos han vendido sus riñones para pagar deudas o alimentarse.

"Tengo 25 años y quiero vender mi riñón por 100.000 dólares. Mi grupo sanguíneo es el A, tengo buena salud e iré a cualquier parte del mundo si se necesita", escribe Sami, un joven egipcio, en una página web.

Egipto es, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), uno de los cinco destinos de la ruta del tráfico ilegal de órganos junto a China, Pakistán, Filipinas y Colombia.

La ley, aprobada el pasado sábado 27 de febrero por el Parlamento egipcio después de catorce años de debate, prohíbe el tráfico de órganos y determina la creación de un comité encargado de autorizar los trasplantes.

"La ley está sobre el papel pero su desarrollo llevará años", declara Marwa Ali, directora regional de la Coalición para la Solución del Problema de los Órganos, que trabaja junto a las víctimas de este mercado proporcionándoles ayuda médica y psicológica.

Las deudas o la necesidad de afrontar gastos como el de una boda llevan cada año a cientos de egipcios a vender su riñón, pues -según Ali- el 45 por ciento de las personas auxiliadas por su organización son analfabetos.

Yaser, un limpiabotas de 21 años que vive en las afueras de El Cairo, decidió vender uno de sus riñones por 12.000 libras (2.100 dólares) y la promesa de un trabajo en el extranjero.

"La mayoría de los trasplantes se llevan a cabo gracias a un mediador, que conoce a quien necesita un órgano y a personas que están en una mala situación económica", explica Ali.

Este mediador facilita además el personal médico y las instalaciones en las que se llevará a cabo el trasplante.

El mediador de Yaser le entregó solo 2.000 libras antes de desaparecer. El joven abandonó el hospital un día después de la operación y sufrió una hemorragia interna, según contó luego a esta organización.

"El motivo de vender mi riñón es que estoy pasando una situación muy dura y no puedo alimentar ni pagar el colegio de mis hijos" o "Quiero vender mi riñón debido a problemas financieros", son anuncios que algunos egipcios dejan en la red en busca de cliente.

El director regional en el Mediterráneo oriental de la OMS, Husein Gezairy, considera que la ley es un "gran paso que da esperanza a cientos de pacientes que esperan aún un trasplante".

Alrededor de 42.000 personas necesitan un trasplante en Egipto, según la OMS, que además confía en que la regulación termine con el comercio ilegal de órganos, animado durante años por la ausencia de una legislación y realizado en condiciones no seguras para donante y receptor.

El precio de un riñón hace una década estaba en las 40.000 libras egipcias (alrededor de los 7.000 dólares), pero ahora su precio oscila entre las 15.000 y 17.000 libras (2.700 y 3.000 dólares).

El 81 por ciento de las personas que venden su órgano gasta el dinero en los cinco meses siguientes, según los datos de la Coalición para la Solución al Problema de los Órganos.

"La mayoría se arrepiente de haber vendido el órgano porque el dinero desaparece pronto, empleado la mayor parte en pagar la medicación del postoperatorio, y la salud se resiente", cuenta Ali.

Además de sufrir problemas de salud, más de la mitad opta por no contar nada sobre el asunto a su entorno y la mayoría se siente marginado.

De momento, la aprobación de la ley, que ha debido superar las reticencias de los doctores islámicos, ha provocado que algunos de los vendedores busquen otras alternativas, como viajar a Chipre.

La normativa, que establece multas de hasta 300.000 libras (54.000 dólares) para quien realice trasplantes sin la aprobación previa de este comité, restringe las donaciones de órganos de donantes vivos a familiares, de hasta cuatro grados de consanguinidad.

Los trasplantes de pacientes con bajos ingresos serán financiados por el Estado, según la nueva ley, que crea además una lista de espera de receptores.

"En la India, después de que se aprobara en 1994 una ley similar, el mercado ilegal no desapareció", cuenta Ali, quien considera que se trata de "un problema global" sobre el que debe sensibilizarse a la población.