El Papa Benedicto XVI llegó ayer a Fátima, donde le esperaban miles de fieles, en la segunda etapa de su visita a Portugal, considerada la más emotiva por la Iglesia y en la que se sumará a la conmemoración de las apariciones de 1917.

El Papa identificó su viaje, nada más aterrizar en Portugal, con un peregrinaje al santuario, que recibe cada año cientos de miles de visitantes, y ayer encabezaba la procesión nocturna de las velas en honor de la Virgen.

Tras el multitudinario homenaje de los católicos que recibió ayer en Lisboa el papa "Bento", como es conocido en portugués, la enorme concentración de fieles en Fátima, cuyos accesos estaban colapsados, hace prever a los medios lusos otra participación popular masiva en los actos del santuario.

En Fátima, situada a 125 kilómetros al norte de la capital, las autoridades lusas han realizado un gran de despliegue de seguridad y atención a los peregrinos, llegados de numerosos países. ElmSantuario de Fátima se colma de visitantes sobre todo en la jornada del 13 de mayo, cuando se conmemoran las apariciones, y este año, con la llegada del Papá, los numerosos alojamientos del pequeño municipio luso estaban ya completos desde hace meses.

Precisamente el décimo aniversario, que se celebra este año, de la beatificación de dos de los niños pastores que protagonizaron las apariciones de 1917 es el motivo central del viaje del Papa a Portugal, según han puesto de relieve la Iglesia lusa y el Vaticano.

El peregrinaje de Benedicto XVI a Fátima sigue los pasos de las tres visitas que realizó al santuario su antecesor, Juan Pablo II, que visitó Fátima en 1982, 1991 y 2000 y siempre agradeció a la Virgen portuguesa su salvación del atentado de 1981.

El Pontífice, que llegó a Portugal en una visita de cuatro días, que concluye mañana en Oporto, se desplazó en helicóptero hasta Fátima tras celebrar en Lisboa una reunión con intelectuales portugueses y recibir al primer ministro luso, el socialista José Sócrates.

En el encuentro con cerca de 1.500 representantes de las artes y la cultura, la ciencia, el mundo académico, la economía y las comunidades religiosas, Benedicto XVI defendió el diálogo intercultural, la cooperación entre los países y los derechos humanos.

Tras este encuentro, el Papa se reunió con el primer ministro portugués, el socialista José Sócrates, que asistió también el pasado martes, con varios miembros de su Gobierno, a la multitudinaria misa del martes en el Terreiro do Paço de Lisboa, a las orillas del Tajo.