"El milagro es que cien jóvenes canarios estén felices en Fátima con el Papa y que quieran estar en la tierra que pisó la Virgen María, mientras que sus compañeros venden que la felicidad está en el alcohol o las drogas", manifestó desde Portugal el catequista tinerfeño Charli Metola, quien viajó hasta el país luso para ver y oír a Benedicto XVI. El tinerfeño aseguró que los jóvenes de su grupo "disfrutaban de lo lindo" paseando por la tierra donde se apareció la Virgen en cinco ocasiones.

Dijo que todos habían escuchado al Papa atentamente y habían interiorizado las palabras del Pontífice. En su opinión, "el mensaje de Fátima no son tanto las tres partes del secreto, como saber que la historia es buena para nosotros".

Según Metola, "el ángel que se apareció antes que la Virgen dijo a los pastorcillos que aceptaran la historia como sacrificio de reparación, lo que significa que en la vida suceden cosas ingratas, pero se pueden ofrecer y tienen valor eterno", explicó este catequista, quien aseguró que los chicos de su grupo habían reflexionado sobre estas cuestiones.

Además, recalcó que el encuentro había sido "maravilloso" y destacó que se habían reunido miles de personas para las ceremonias religiosas presididas por Benedicto XVI, tanto en Lisboa, como en Fátima y en Oporto. En Fátima, Benedicto XVI arremetió contra el aborto y los matrimonios entre homosexuales y denunció que políticos, intelectuales y profesionales de la comunicación "que promueven una cultura única y desdeñan la religión" intentan silenciar la fe en numerosas partes del mundo. Benedicto XVI lamentó que en esos ambientes no faltan creyentes "que se avergüenzan de serlo y que dan una mano al secularismo, que construye barreras al cristianismo".

Exhortó a los que en esos ambientes defienden "con valentía y vigor" el pensamiento católico y dijo que para evangelizar es necesario conocer los factores sociales y culturales, valorar las carencias espirituales y promover eficazmente los recursos pastorales. "Y es que, visto que la fe católica ya no es patrimonio común de la sociedad y muchas veces se ve como una mala simiente, difícilmente se podrá entrar en los corazones con simples discursos o llamamientos morales y menos aún con genéricos llamamientos a los valores cristianos", aseguró.

Ante las asociaciones caritativas católicas portuguesas, el Papa volvió a condenar el aborto y los matrimonios entre personas del mismo sexo, al afirmar que son uno de los más "peligrosos desafíos" que tiene la sociedad. Defendió la vida desde el momento de la concepción hasta la muerte natural, así como la familia tradicional basada en el matrimonio indisoluble entre hombre y mujer.

"Las iniciativas que tienen el objetivo de tutelar los valores esenciales y primarios de la vida, desde su concepción, y de la familia, basada en el matrimonio indisoluble entre un hombre y una mujer, ayudan a responder a algunos de los más insidiosos y peligrosos desafíos que hoy se oponen al bien común", dijo el Papa.

Calificó el aborto de "drama" y expresó su "más profundo aprecio" a todas aquellas iniciativas pastorales y sociales que intentan luchar contra los mecanismos socio-económicos y culturales que llevan al aborto y que defienden la vida y la reconciliación y curación de las personas heridas por esa situación.

El Pontífice defendió que el amor incondicional de Jesús hacia los seres humanos obliga a éstos a entregarse gratuita y generosamente a los otros mediante la justicia y la caridad. Tras resaltar la labor que estas instituciones realizan, el Papa señaló que la Iglesia no está capacitada para dar soluciones a cada problema, pero sí está dispuesta a ayudar y ofrecer medios de salvación a todos.