El desprecio de los británicos hacia otros idiomas distintos del inglés es "miope" y lesivo para la economía del Reino Unido, según la presidenta del grupo parlamentario de lenguas modernas de la Cámara Alta, Jean Coussins.

En una carta que publica hoy el diario "The Times", Coussins, miembro de la Cámara de los Lores, denuncia el hecho de que el anterior Gobierno renunciase antes de las elecciones a su plan de convertir en obligatorias las clases de idiomas en las escuelas primarias.

El número de adolescentes británicos que estudian idiomas ha disminuido en un tercio desde 2004, cuando el Gobierno convirtió las lenguas extranjeras en asignaturas optativas, señala la baronesa Coussins.

Recuerda que un tercio de los departamentos de lenguas modernas de las universidades británicas han cerrado en los siete últimos años, y los empresarios se ven obligados a reclutar a extranjeros al no encontrar a trabajadores británicos con el dominio de idiomas que necesitan.

"Eso de que basta con el inglés es pura leyenda", afirma Coussins, que recuerda a sus compatriotas que sólo el 6 por ciento de la población del mundo tienen el inglés como lengua materna y que el 75 por ciento de los habitantes del planeta no habla inglés.

"En el último decenio, el tráfico de internet en inglés ha bajado del 51 al 29 por ciento, mientras que ha crecido en cambio del 5 hasta el 20 por ciento los contenidos en chino", advierte Coussins.

Añade que los jóvenes del siglo XXI necesitan y merecen ser tan competentes en lenguas modernas como en las nuevas tecnologías de la información, en inglés o en matemáticas.

"No sólo necesitamos especialistas, sino también a personas que hablen idiomas, lo mismo entre los policías que los recepcionistas de hotel o los trabajadores del metro de Londres. Tenemos que prepararnos para los Juegos Olímpicos de 2012", señala Coussins.

"El Gobierno (británico) debe tomar medias urgentes conjuntamente con las escuelas, las universidades y los empresarios, pues de lo contrario estaremos cada vez más en desventaja en la economía global y disminuirá de modo humillante nuestra capacidad de funcionamiento en los organismos internacionales", concluye la presidenta del grupo parlamentario de lenguas modernas.