Uno de cada tres niños nace sin el conducto lagrimal completamente formado y, en su mayor parte, se curan con un tratamiento conservador, según dijo hoy el cirujano especialista de Eurocanarias Oftalmológica, Miguel Domingo.

El oftalmólogo informó de que dicha obstrucción es una patología bastante frecuente en dos grupos de edad: en niños recién nacidos y en personas adultas a partir de los 50 o 60 años.

Según Domingo, muchos bebes nacen con la vía lagrimal sin estar completamente formada, un proceso que se completa en los primeros meses de vida, aunque se puede alargar hasta el año.

Mientras no esté formada del todo, la vía está obstruida y su sintomatología es bastante típica en niños con menos de un año de edad: lagrimeo continuo, infecciones repetidas, conjuntivitis, y secreciones mucosas purulentas a nivel de las pestañas y los párpados.

Miguel Domingo aseguró que este problema se presenta con bastante frecuencia en las consultas de los oftalmólogos y que la solución dependerá fundamentalmente de la edad del niño y de cuándo acudan los padres.

"Es una dificultad que aparece en las primeras semanas de vida y, si los padres acceden de forma temprana al especialista, normalmente se recomienda un tratamiento conservador a base de masajes en la zona del saco lagrimal, que durará hasta los seis o siete primeros meses", ha subrayado.

Domingo agregó que si en ese momento el problema no se ha solucionado, la recomendación a los padres es la colocación de una sonda en la vía lagrimal de su hijo, que es "una técnica sencilla que hacemos en quirófano, que apenas dura de dos a cuatro minutos, como máximo, y que permite acabar de abrir la vía aún no formada".

A su juicio la eficacia de este procedimiento es "muy alta en los menores de un año de edad", de algo más del 90 por ciento.

No obstante, a partir del año de edad, cuando los padres acuden tarde a la consulta, lo que proponen los oftalmólogos es el mismo procedimiento, pero dejando en la vía lagrimal que acaban de desatascar "un pequeño tubo de silicona".

Ese tubo, que se retirará a los tres o cinco meses de la intervención, permitirá al organismo que cicatrice respetando la vía lagrimal, destacó.

Cuando los niños son mayores de dos años la técnica quirúrgica es "un poco más complicada" y lo que se propone, como la vía lagrimal está muy osificada y madura, "es un ''bypass'' entre dicha vía y la nariz".