Ucrania y Rusia demandaron hoy reforzar la seguridad nuclear en todo el mundo al recordar el 25 aniversario de la catástrofe en la central ucraniana de Chernóbil, la más grave de la historia de la energía atómica civil.

"Lo principal es que entendamos con qué fuerzas está tratando la humanidad para que nuestras decisiones tecnológicas respondan a los desafíos que nos lanza el átomo", aseguró el presidente ruso, Dmitri Medvédev, durante una visita a la zona de exclusión de Chernóbil.

Medvédev pidió la elaboración de nuevas convenciones internacionales para evitar accidentes como el de Chernóbil, ocurrido el 26 de abril de 1986, y el de la planta atómica nipona de Fukushima, que sufrió una cadena de accidentes tras el terremoto y el maremoto de principios de marzo pasado.

"Las tragedias de los últimos años y especialmente el accidente en Fukushima demostraron que estamos obligados a realizar esfuerzos adicionales para que la energía nuclear sea auténticamente pacífica", dijo.

Entre otras cosas, Rusia propone un nuevo sistema internacional para la explotación segura de plantas atómicas con estrictos requisitos para zonas de gran actividad sísmica o amenazadas de cataclismos naturales.

Medvédev, quien hizo hincapié en la necesidad de responsabilidad individual y máxima transparencia informativa en caso de accidente, envió estas propuestas al OIEA, el G8 y el grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica).

"Antes del 26 de abril de 1986 el mundo tenía una ilusión de seguridad. Después de esa fecha ya nadie puede tener garantías de seguridad en el mañana. Los acontecimientos en la central ''Fukushima-1'' confirmaron esta amarga verdad", aseguró por su parte el presidente ucraniano, Víctor Yanukóvich.

Ambos mandatarios viajaron hoy a la ciudad de Chernóbil, que da nombre a la accidentada planta, para rendir homenaje a las víctimas del accidente y de la fuga radiactiva.

Los mandatarios asistieron a una misa en memoria de las víctimas de la catástrofe en la única iglesia de la zona de exclusión de Chernóbil y realizaron una ofrenda floral en el monumento en honor a los 28 bomberos fallecidos en la explosión del cuarto reactor.

Seguidamente, los presidentes ucraniano y ruso colocaron la primera piedra del memorial que será erigido en honor a los cientos de miles de "likvidátor", los "liquidadores" que arriesgaron sus vidas en las labores de desactivación.

La planta ucraniana esparció hace un cuarto de siglo hasta 200 toneladas de material fusible con una radiactividad de 50 millones de curios, equivalente a 500 bombas atómicas como la de Hiroshima.

La radiación afectó a más de cinco millones de personas, principalmente en Rusia, Ucrania y Bielorrusia, según la Organización Mundial de la Salud.

"145.000 kilómetros cuadrados de territorio en Ucrania, Bielorrusia y Rusia resultaron contaminadas por radionucleidos", aseguró hoy Nikolái Azárov, primer ministro ucraniano, en un comunicado.

Azárov cifró en 91.000 el número de personas que fueron evacuadas el día siguiente a la catástrofe de Prípiat (50.000 habitantes) -la conocida como "ciudad fantasma" situada a apenas 4 kilómetros de la planta y que sigue deshabitada un cuarto de siglo después-, Chernóbil y de otras aldeas.

Además, estimó en 180.000 millones de dólares las pérdidas causadas por la catástrofe, que llegaron a representar un 10 por ciento del presupuesto anual de Ucrania durante los últimos 20 años.

El primer ministro ucraniano agradeció a la comunidad internacional los 550 millones de euros recaudados la pasada semana para construir el nuevo sarcófago sobre el averiado cuarto reactor y completar los otros programas de desactivación.

Chernóbil, en cuya zona de exclusión de 30 kilómetros los niveles de radiación aún son varias veces superiores a la norma, fue clausurada en el año 2000, pero aún acoge combustible nuclear, por lo que los ecologistas todavía la consideran una amenaza latente.

"El sarcófago está lleno de grietas de hasta cien metros y agujeros por donde sale el agua radiactiva. Era previsible, ya que el hormigón armado se degrada con el paso del tiempo. Es urgente colocar el nuevo sarcófago para 2015 a más tardar", señaló Vladímir Chuprov, jefe de la sección rusa de energía de Greenpeace.

Greenpeace organizó hoy un acto de protesta contra la energía nuclear frente a la verja que impide el acceso a la planta y recordó que casi un 70 por ciento de los ucranianos es contrario a la construcción de nuevas centrales.

El presidente de la Unión Soviética, Mijaíl Gorbachov, tardó tres semanas en hablar públicamente sobre el accidente de Chernóbil en una intervención por la televisión soviética, que al principio mostró imágenes de la central en perfecto estado.

El uno de mayo de 1986, con ocasión del Día del Trabajo, decenas de miles de personas salieron a la calle en Kiev para manifestarse ignorando que la nube radiactiva ya cubría toda la región.