El sufrimiento físico no tiene justificación cuando hay alternativas para que los pacientes terminales no sufran, dijo hoy Miguel Ángel Benítez, jefe de la Unidad de Cuidados Paliativos del Hospital Universitario Nuestra Señora de La Candelaria.

Miguel Ángel Benítez se expresó de este modo durante un receso de la tercera edición del curso avanzado de cuidados paliativos, del que es director, y añadió que la apuesta es seguir peleando para que las personas que sufren una enfermedad terminal mueran de la forma más digna posible y sin sufrimiento.

La enfermedad terminal es la que no tiene cura y lleva a la muerte en un periodo de entre seis y doce meses, y la actividad en cuidados paliativos se centra en los síntomas para mejorar la calidad de vida de las personas que la padecen.

El promedio de vida en cuidados paliativos depende del momento en el que el paciente sea derivado y Miguel Ángel Benítez explicó que últimamente trabajan con personas que, casi en un 90 por ciento de los casos, se mueren al cabo de un mes.

Lo ideal sería trabajar con personas a las que les quedan al menos cuatro meses de vida, comentó el jefe de la Unidad de Cuidados Paliativos del Hospital Universitario de La Candelaria.

Recordó que la muerte es inevitable y consideró que la pregunta es cómo morir, para a continuación indicar que en el curso que dirige se trata de hablar de cómo hacer que el fallecimiento sea en la mejor condición posible, sin dolor, en compañía.

En las unidades de cuidados paliativos no se cierran a nada para evitar dolor y así si es preciso utilizar los opiáceos se hace, manifestó Miguel Ángel Benítez, quien agregó que todos los analgésicos, utilizados en las condiciones y objetivos adecuados reportan un beneficio.

Y si para evitar el dolor es preciso dar un potente primo hermano de la morfina, como son los opiáceos, se pone, pues no se trata de drogar al paciente sino de que viva con la mejorar calidad posible, indicó Miguel Ángel Benítez.

El aumento de vida lleva a que haya más riesgo de padecer enfermedades incurables y en cuidados paliativos se apuesta por dignificar el proceso de ayudar a la muerte, pues, en palabras de Miguel Ángel Benítez, tal vez lo inaceptable es que alguien se muera con sufrimiento.

Por ello abogó porque la muerte no llegue en una situación de agonía terrible y sí que el enfermo "se vaya por la puerta grande".

En opinión de Miguel Ángel Benítez cuidados paliativos tal vez sea la parte más compleja de la medicina porque los profesionales no sólo tienen retos científicos y técnicos, sino que también están expuestos de manera continua a las emociones de los pacientes y sus familiares.

El desarrollo de los cuidados paliativos en España en general, y en Canarias en particular, no es homogéneo a pesar de que se ha avanzado mucho, pero no tiene la consideración que en países como Estado Unidos y Reino Unido, donde está reconocido como una especialidad con tanta validez como, por ejemplo, la cirugía.

Y a juicio de Miguel Ángel Benítez en los países de Sudamérica, así como en España y otros del ámbito mediterráneo se tiene como una "hermana menor" y muchas veces se confunde con un acto de compasión.

En cuanto a las emociones que sienten los especialistas Miguel Ángel Benítez dijo que trabajan con la exacerbación de todas y así ven tanto a familias que se había separado pero se unen para atender al enfermo como otras que discuten por la herencia.

Benítez no es partidario de "psicologizar" a los ciudadanos para enfrentarse a estas situaciones y cree que la tristeza necesita un acompañamiento que debe saber hacer un profesional médico.

Un profesional que si cada vez que se siente con familiares de enfermos de cuidados paliativos revive lo que puede ser la muerte en sí mismo o en sus seres queridos trata el dolor "tirando la pastilla desde la puerta", por lo que lo primero antes de trabajar en esta especialidad es preciso plantearse si se quiere hacer cuando se sabe que no se curará a nadie.

Y luego buscar vías personales de escape, dijo Miguel Ángel Benítez, quien comentó que el hecho de que la unidad esté llena de placas de agradecimiento quiere decir que las familias y sus pacientes notan el soporte emocional y agradecen la ayuda cuando saben que no volverán a ver a los especialistas.

Benítez comentó que para enfrentarse mejor a las situaciones también se adoptan medidas como que los médicos, dentro de la unidad de cuidados paliativos, cambien de área, para que puedan sortear mejor la situación, pues si estás en una planta en la que cada semana fallecen diez o quince pacientes, al cabo de unos meses "uno se derrumba".

En cuanto a la situación de los cuidados paliativos Miguel Ángel Benítez aseguró que su desarrollo no es homogéneo en España y así en algunos lugares tienen profesionales suficientes pero en otros no.