Un centenar de periodistas tinerfeños se concentraron hoy para alertar sobre los efectos de la destrucción de empleo, la precariedad laboral y la desaparición de medios de comunicación en la libertad de expresión y advirtieron de que "sin periodismo no hay democracia".

Unos 500 periodistas han perdido su empleo en Canarias desde el comienzo de la crisis y en las islas han desaparecido unos veinte medios de comunicación, mientras que los profesionales que siguen trabajando están amenazados por la precariedad, declaró el presidente de la Asociación de la Prensa de Tenerife (APT), Juan Galarza.

Los problemas del desempleo y la precariedad son comunes a muchos colectivos, pero en el caso de los periodistas afecta a la calidad del periodismo y de la información, y por tanto de la democracia, dijo Galarza.

La concentración, respaldada también por la Asociación de la Prensa Deportiva de Tenerife y el sindicato Unión de Profesionales de la Comunicación de Canarias (UPCC) y celebrada en la Plaza de España de Santa Cruz de Tenerife, se convocó con motivo de la conmemoración del Día Mundial de la Libertad de Prensa.

Juan Galarza subrayó que en muchos lugares la situación de los periodistas es más grave, porque corre peligro su vida y porque no hay libertades públicas, pero advirtió de que en España la precariedad laboral va de la mano con la disminución de la calidad de la información que reciben los ciudadanos.

Durante la concentración, los periodistas Hortensia Fernández y Enrique Hernández leyeron el manifiesto por la libertad de prensa de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), el mismo para los cuarenta actos como este convocados por ciudades de todo el país.

"Sin periodistas no hay periodismo y sin periodismo no hay democracia", fue el lema de la convocatoria, ante el "alarmante aumento de las restricciones" al trabajo de los periodistas, entre ellas la reducción de las redacciones, las rebajas salariales y la sustitución de profesionales por becarios y contratados con salarios indignos "que difícilmente podrán resistir las presiones de los poderes si su puesto de trabajo pende de un hilo", según el manifiesto.

La aplicación de normas penales desproporcionadas, los contratos de trabajo "leoninos", el reparto institucional de licencias de radio y televisión y la negativa de los gobernantes a someterse a las preguntas de la prensa son otras restricciones que avanzan contra la libertad de expresión, según el manifiesto.

El manifiesto concluyó con un homenaje a los periodistas que han pagado con su vida la defensa de la libertad de expresión y con una exigencia a los gobiernos para que persigan a sus asesinos y acaben con la "intolerable impunidad en que desarrollan sus crímenes".