La energía de fusión, una energía "segura, limpia e inagotable", será en pocos años la mayor industria planetaria. Por eso, Europa tiene que seguir apostando por ella y convertirse en el mayor productor mundial de esta fuente energética que, para 2050, sustituirá a los combustibles fósiles.

En una entrevista con Efe, Steve Cowley, director del programa de fusión británico y, desde junio de 2011, asesor del primer ministro británico, David Cameron, como miembro del Council for Science and Technology, asegura que la fusión será "la energía del futuro".

Cowley ha participado esta semana en Madrid en un seminario organizado por el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT), una instalación española puntera en la investigación de esta energía.

Actualmente, el 80% de la energía que se consume en el mundo procede de combustibles fósiles, un negocio que mueve anualmente más de seis billones de dólares al año, según Cowley.

Sin embargo, estos combustibles son agotables, muy contaminantes y responsables de la mayor parte de las emisiones de CO2 que causan el cambio climático.

El resto del pastel energético -cerca del 20%- se reparte entre la energía nuclear y las renovables (solar y eólica).

No obstante, sustituir los combustibles fósiles por energía nuclear y renovables es "descartable", porque muchos países han rechazado la nuclear por insegura y la energía solar es muy cara, explica el investigador.

La energía de fusión, sin embargo, "es perfecta" porque, a diferencia de los combustibles fósiles, "no contamina" ni provoca problemas medioambientales y, al contrario que la nuclear, "no es radiactiva, ni genera residuos de larga duración".

La energía de fusión reproduce las reacciones que tienen lugar en el sol y las estrellas y que utilizan el hidrógeno como combustible.

Para recrear esa fusión se usan dos isótopos del hidrógeno (deuterio y tritio), un gas que a 200 millones de grados centígrados se convierte en el cuarto estado de la materia, el llamado "plasma".

El plasma, confinado en un campo magnético, produce una energía que "aún es muy cara de obtener y que además sólo sabemos hacer a gran escala, con máquinas grandes, y un elevado coste económico"; de hecho, esta técnica consume diez veces más de la energía que genera.

Para demostrar la viabilidad científica y técnica de la energía de fusión, la UE (responsable del 45% de la inversión), Japón, China, India, Corea, Rusia y EEUU, construyen en Cadarache (Francia) el laboratorio experimental ITER, que costará unos 12.000 millones de euros.

"En 2025, ITER llevará a cabo un experimento histórico. Para entonces la mayor parte de los problemas técnicos y retos actuales estarán solucionados y se demostrará que la fusión es posible", asegura Cowley.

"Para entonces, Europa debería estar a la cabeza de la investigación de esta tecnología porque si logramos construir plantas productoras para el resto del mundo, será la mayor la mayor industria del planeta, la que sustituirá al gas, al petróleo, etc".

Eso sí, advierte el especialista británico, hasta que la energía de fusión sea una realidad, será necesario construir más centrales nucleares.