El presidente del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), Peter Maurer, advirtió hoy en México de que en Latinoamérica han surgido en las dos últimas décadas "nuevas formas de violencia armada que generan niveles alarmantes de consecuencias humanitarias" en la región.

En una conferencia magistral ofrecida en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Maurer explicó que estas tendencias han provocado que entren en juego nuevos actores, mezclándose "los intereses políticos, criminales y comerciales en estructuras amorfas".

"La violencia que se registra hoy en día no se debe particularmente a enfrentamientos políticos, sino que parece causada cada vez más por motivos relacionados con la obtención de otras ventajas, incluso a través de actividades ilícitas como el tráfico de drogas", dijo el presidente de CICR.

Las consecuencias de esta violencia, continuó, pueden ser, por una parte, "similares a las de las formas de violencia más tradicionales" como los conflictos armados y los disturbios interiores.

Sin embargo, también se producen consecuencias "causadas directamente por la inseguridad generalizada", como ocurre en los casos en que las personas no llegan a acceder a servicios básicos como la salud y la educación "porque es peligroso salir a la calle".

Refiriéndose concretamente a México, el presidente habló sobre la problemática de las personas desaparecidas, y enfatizó que "no existe un único mecanismo para buscarlas ni para identificar los restos mortales", lo que prolonga el sufrimiento de los familiares.

A este respecto, recalcó la importancia de la cooperación con los miembros de la sociedad civil y los familiares, a los que se debe "dar voz" para hallar una solución.

Sobre los migrantes que atraviesan el país, Maurer subrayó la importancia de que no pierdan el contacto con sus seres queridos, un aspecto en que el CICR hace hincapié con soluciones que en ocasiones simplemente consisten en "facilitar una llamada telefónica".

Ante lo que la institución considera una creciente participación de las fuerzas militares en tareas de mantenimiento del orden, Maurer subrayó que ésta siempre debe darse "de conformidad con el marco internacional de derechos humanos".

Afirmó que, en su tarea global, el CICR trata de "usar el derecho para obtener avances prácticos", lo que le lleva a tener debates con militares o grupos armados para llevarles a que ejerzan "mejores prácticas" tendentes a evitar daños a civiles en situaciones de conflicto.

Sin embargo, ejemplos como el de su relación con los talibanes en Afganistán demuestran que las conversaciones con estos grupos nunca son "garantía de éxito", y aunque se logren avances el periodo de tiempo para conseguirlos es "enorme".

Por otro lado, Maurer señaló que el desarrollo en el terreno armamentístico está desembocando en una serie de "desafíos críticos" que invitan a implementar el derecho internacional, que actualmente no contempla los nuevos avances tecnológicos.

Este es el caso de las armas autónomas, que están alcanzando "una velocidad en su evolución" que se hace "muy difícil" enmarcarlas en la legislación.

Con el empleo de estos instrumentos, aseguró, se plantean cuestiones como la responsabilidad de los actos que se cometen con ellas, ya que desaparece el caso prototípico de que "una persona es responsable de disparar un arma".

Para afrontar estos desafíos, opinó Maurer, es necesario "el diálogo con los países que están empezando a tener este tipo de capacidades".

Mauer, que está en México de visita oficial hasta el jueves, se reunirá los próximos días con representantes de organizaciones civiles y autoridades, entre ellas la titular de la Procuraduría General de la República (fiscalía), Arely Gómez; el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio, y el canciller, José Antonio Meade.