Un estudio publicado en ''Nature Communications'' ha determinado que las tormentas solares podrían ser mucho más potentes de lo que se suponía. Investigadores de la Universidad de Lund (Suecia) han confirmado que la Tierra fue golpeada por dos de estos fenómenos solares extremos, hace más de 1.000 años.

"Si estas enormes tormentas solares chocaran con la Tierra hoy en día, podrían tener efectos devastadores en nuestra alimentación, satélites y sistemas de comunicación", ha apuntado el autor Raimund Muscheler en el Departamento de Geología.

El trabajo del equipo ha consistido en buscar rastros de las tormentas solares en los núcleos de hielo de Groenlandia y la Antártida. Por todas partes, en el planeta, se pueden encontrar rastros de los rayos cósmicos de la galaxia y el Sol, como los bajos niveles de carbono radiactivo.

Hace unos años, los investigadores encontraron rastros de un rápido aumento de carbono radiactivo en los anillos de los árboles con antigüedad entre los años 774-775 a.C y los 993-994 d.C. La causa de estos incrementos fue, sin embargo, objeto de debate.

"En este estudio hemos tratado de trabajar sistemáticamente para encontrar la causa de estos eventos. Ahora hemos encontrado incrementos correspondientes a estos mismos períodos en los núcleos de hielo. Con estos nuevos resultados, es posible descartar todas las demás explicaciones sugeridas, y con ello confirmar que las tormentas solares extremas son la causa de estos misteriosas aumentos de radiocarbono", ha declarado Muscheler.

El estudio también proporciona la primera evaluación fiable de los flujos de partículas conectadas a estos eventos. Muscheler señala que esto "es muy importante para la futura planificación de los sistemas electrónicos".

"Estas tormentas solares exceden con creces los eventos conocidos, observados por mediciones instrumentales en la Tierra. Los resultados deberían conducir a una reevaluación de los riesgos asociados con estos fenómenos", ha reconocido el científico.

DIEZ VECES MAYORES QUE LAS ÚLTIMAS OBSERVADAS

Las tormentas solares son erupciones en el Sol que provocan la emisión de grandes cantidades de partículas. Si llegan a la Tierra las partículas interactúan con el campo magnético de la Tierra, que los guía hacia las zonas polares donde causan luces del norte o del sur (auroras).

Ha habido grandes tormentas solares en los últimos años que provocaron cortes de energía, como la que padecieron en Suecia en octubre de 2003, o en Canadá en marzo de 1989.

Las tormentas solares extremas de las que los científicos han visto ahora el rastro en los núcleos de hielo, son, por lo menos, diez veces mayores de las que se han observado en las últimas décadas.