La primera dosis de la vacuna frente a la tos ferina se administra en recién nacidos a los dos meses de vida, de ahí que la Asociación Española de Pediatría (AEP) recomiende desde hace tiempo vacunar a las madres durante el embarazo para proteger a los bebés hasta entonces.

"Es la medida más eficiente y efectiva para prevenir la enfermedad cuando el recién nacido todavía no está vacunado", ha defendido en declaraciones a Europa Press Francisco Álvarez, del Comité Asesor de Vacunas de la AEP, tras conocerse el fallecimiento de un bebé de 15 días en Málaga afectado por esta enfermedad.

De hecho, actualmente ya hay siete comunidades autónomas (Cataluña, Asturias, Navarra, Valencia, País Vasco, Canarias y Extremadura) que recomiendan la vacunación entre la semana 27 y 36 de gestación ya que así, "cuando empieza a hacer efecto en la madre los anticuerpos que genera, pasan al niño y se evita la enfermedad hasta que se le vacune", ha explicado este experto.

Actualmente en España se registran algo más de 3.000 casos al año, según datos del Ministerio de Sanidad, con la incidencia más alta en los menores de un año, en especial antes de los dos meses, cuando se administra la primera dosis de la vacuna.

Además, la incidencia en recién nacidos ha aumentado en los últimos años, con una tasa de 325 casos por cada 100.000 habitantes en menores de un mes, según datos de 2013.

En la mayoría de casos cursa como un catarro, "con un cuadro de tos y dificultad respiratoria que se suele prolongar durante más de una semana", según ha explicado Álvarez, que reconoce que de forma esporádica puede desarrollarse lo que se conoce una tos ferina maligna que requiere el ingreso hospitalario y puede provocar la muerte. Entre 2007 y 2012 en España se han registrado una media de 4,8 muertes al año, todas ellas en menores de 3 meses.

La vacuna, que se administra en combinación con la de la difteria y el tétanos, se administra en varias dosis a los dos, cuatro, seis y dieciocho meses de vida, con una posterior dosis de recuerdo a los 6 años de vida, ya que la eficacia es limitada.

Sin embargo, los pediatras consideran que resulta más efectivo vacunar durante el embarazo que a los 6 años, ya que a esas edades "no deja de ser un catarro de larga duración y es muy raro que dé complicaciones".

De hecho, actualmente hay "problemas de abastecimiento" a nivel mundial con esta vacuna, lo que ha propiciado que el Ministerio de Sanidad recomiende a las comunidades que vacunan durante el embarazo que prescindan de la dosis de los 6 años.