Cuando la luna está alta en el cielo, se crean protuberancias en la atmósfera del planeta que producen cambios imperceptibles en la cantidad de lluvia que cae en superficie.

Un nueva investigación de la Universidad de Washington y que va a ser publicada en ''Geophysical Research Letters'' muestra que las fuerzas lunares afectan a la cantidad de lluvia, aunque muy ligeramente.

"Por lo que yo sé, este es el primer estudio que relaciona de forma convincente la fuerza de marea de la luna con las precipitaciones", dijo el autor del trabajo, Tsubasa Kohyama, estudiante de doctorado en Ciencias Atmosféricas de la Universidad de Washington.

Kohyama estaba estudiando las ondas atmosféricas cuando notó una ligera oscilación en la presión del aire. Él y el coautor John (Michael) Wallace, profesor de la Universidad de Washington, pasaron dos años rastreando el fenómeno.

Cambios en la presión del aire relacionados con las fases de la luna se detectaron por primera vez en 1847, y en la temperatura en 1932, en observaciones terrestres. Un trabajo anterior de investigadores de la Universidad de Washington utilizó una muestra global de datos para confirmar que la presión del aire en la superficie, sin duda, varía con las fases de la luna.

Su nuevo trabajo es el primero en mostrar que el tirón gravitacional de la Luna también pone un ligero freno a la lluvia.

Cuando la luna está arriba, la gravedad hace que la atmósfera de la Tierra se abulte hacia ella, por lo que la presión o el peso de la atmósfera de ese lado del planeta sube. Una mayor presión aumenta la temperatura del aire por debajo. Puesto que el aire más cálido puede contener más humedad, las mismas masas de de aire tienen menor capacidad de alojar humedad.

"Es como si el contenedor se hace más grande a mayor presión", dijo Kohyama. La humedad relativa afecta la lluvia, dijo, porque "la humedad inferior es menos favorable para la precipitación."

Kohyama y Wallace han usado 15 años de datos recogidos por la NASA Y la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón para demostrar que la lluvia es de hecho un poco menor cuando la luna está alta. El cambio es sólo el 1 por ciento de la variación total de lluvia, sin embargo, así que no lo suficiente como para afectar a otros aspectos del clima o para que se note la diferencia.

"Nadie debe llevar un paraguas porque la Luna esté subiendo en el cielo", dijo Kohyama. En cambio, este efecto podría ser utilizado para probar los modelos climáticos, dijo, para comprobar si su física es lo suficientemente buena para reproducir la forma en que la atracción de la luna produce menos lluvia con el tiempo.