Los guardas rurales que vigilan cotos de caza, grandes fincas y espacios rurales diversos han sido noticia en días pasados porque pueden volver a portar armas largas de fuego. El portavoz del colectivo de ámbito nacional Marea Negra, Víctor Fumero, asegura que la resolución les proporciona mayor seguridad y tranquilidad en su trabajo cotidiano, en el que nunca saben con certeza con qué clase de personas se van a encontrar.

Una de las principales tareas asignadas a estos vigilantes de seguridad en el medio rural es controlar la actividad de los furtivos que cazan fuera de temporada y de forma irregular.

Y, precisamente, por dicha circunstancia, estos profesionales deben hacer frente a ciudadanos que portan escopetas. Guardas rurales están contratados por la Federación de Asociaciones para la gestión cinegética de Tenerife.

Otra de sus facetas, menos conocida en el Archipiélago, consiste en la vigilancia de grandes explotaciones agrarias y ganaderas.

Durante los últimos años han proliferado de forma considerable los robos de productos del campo, que generan importantes pérdidas en los agricultores y una gran sensación de impotencia, por el esfuerzo, el tiempo y los gastos que se dedican a la producción.

Con el mismo objetivo se creó el Equipo contra los Robos en el Campo (ROCA) de la Guardia Civil y que ha tenido relevantes resultados en diferentes comunidades del país.

Fumero explica que los guardas rurales colaboran estrechamente con los agentes del ROCA, así como con los guardias del Instituto Armado destinados en el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona).

Además, están en contacto permanente con la sala operativa del 1-1-2 ante cualquier incidencia para poder prestar colaboración.

Fumero señala que, aunque muchos delitos no trascienden a la opinión pública, en zonas como Vilaflor, La Escalona, Arona o Güímar, por ejemplo, se producen numerosos robos en el ámbito agrario. El portavoz de Marea Negra indica que, "desde que veamos una infracción administrativa, estamos obligados a comunicarlo a las fuerzas de seguridad y a intervenir".

Además, añade que, a raíz de la entrada en vigor de la nueva legislación en abril de 2015, "también podemos proceder a la detención de alguien que cometa un delito".

claves

La autorización para poder portar de nuevo armas de fuego otorga a los guardas rurales más seguridad y mayor tranquilidad en el desempeño de sus tareas diarias.

Además de vigilar diversos cotos de caza, estos profesionales también se encargan de controlar grandes explotaciones agropecuarias para intentar evitar robos o daños relevantes.

Están obligados a denunciar cualquier infracción administrativa que vean y, ante cualquier delito, pueden intervenir para colaborar con las fuerzas de seguridad.

Los guardas rurales tienen habilitación de la Dirección General de la Guardia Civil para poder desempeñar sus funciones. Actualmente, uno de los mayores problemas laborales a los que se enfrentan es el "intrusismo profesional", ya que hay personas que son contratadas para realizar la misma labor que ellos, que carecen de la mencionada autorización del Instituto Armado y que, casi siempre, cobran menos dinero, según explica Víctor Fumero. El portavoz del colectivo Mare Negra de Guardas Rurales comenta que se trata de un fenómeno que se da tanto a nivel regional como nacional. Fumero indica que la posibilidad de llevar armas de fuego en sus tareas de vigilancia para defenderse de posibles ataques resulta más necesaria en la Península que en las islas. La figura de los guardas rurales fue creada por el rey Fernando VI, que dictó una ordenanza en la que nombraba a los guardas de campo y montes, que eran los encargados de denunciar, por ejemplo, a los taladores que causaban incendios o a los ladrones de ganado. En aquel entonces, para formar parte de ese cuerpo el requisito era ser hombre de buena opinión, fama y costumbres.